Con el corazón también se llega
Laporta ya ha dejado de ser el candidato que volvía de Madrid jubiloso con los brazos en alto. Pasará tiempo para que lo haga. El eslogan de la lona de la Castellana era, tras el gol de tacón de Benzema, solo un saludo simpático. El Clásico acabó a gritos con los blaugrana pidiendo dos penaltis escamoteados y algunos minutos ‘extra time’ birlados. A Koeman no se le pasó el disgusto y se levantó el domingo tuiteando las mismas quejas sobre el trato del VAR y Gil Manzano. En el palco de Valdebebas, Florentino, exquisito, le dio a Laporta la noticia de que mañana, a lo sumo, asumirá su sexto mandato por incomparecencia de rivales. Junto a ellos estaba Mateu
Alemany, el jefe supremo del fútbol que examina la evolución del equipo y ha empezado la planificación del siguiente curso. El equipo resiste por orgullo más que por fútbol. Tener el 69% de la posesión ante un Madrid pétreo no garantiza nada si no hay ritmo. El gol de Mingueza marcado con la espinilla chutando al aire puso al Barça dentro del partido y explica lo que está siendo la temporada: un equipo a medio hacer, rechazado en Europa que se ha levantado con la ilusión de los chicos de casa y un Messi comprometido hasta dónde le llega el físico.
ESTE BARÇA SUPERÓ EL LISTÓN DE LOS
que le negaban los puestos de Champions. Por otro lado, tras no haber puntuado ante Madrid y Atlético, parece que sus expectativas estaban muy altas. A su favor cuenta con que sus rivales no tienen pinta de estar mejor tanto en juego como en recursos y sacan los puntos con problemas. El Atlético solo sacó un empate en el Villamarín (1-1) y la Liga se pone en un pañuelo. Esta Liga recuerda a la de 2014 cuando en la jornada 29 Atlético y Madrid eran líderes y el Barça de Martino estaba a un punto. El enfado de Piqué yde Koeman
indica que el grupo no va a rendirse. Con el corazón también se llega. La final de Copa ante el Athletic es una ocasión para resarcirse. Los ‘leones’ llegarán a Sevilla tras seis partidos sin ganar y con la Supercopa ganada a los blaugrana. Esta vez Koeman
no puede tener dudas con los sistemas ●