Mundo Deportivo

Aprender del Clásico para ganar Copa ¿y Liga?

- Carles Rexach

Quizás para buena parte del barcelonis­mo sea algo difícil de entender, pero creo que por el estilo de los jugadores que tenemos en la actual plantilla y también por cómo llegaba este Clásico me esperaba otro perfil de partido al que vimos, menos osado por parte de quien menor obligación tenía de arriesgar. Hay que hablar claro: quien tenía la auténtica necesidad de ganar era el Real

Madrid, porque al Barça le valía incluso el empate para seguir dependiend­o de sí mismo para llevarse esta Liga. Eso no significa que salgas a empatar un partido, porque eso nunca supimos hacerlo en ninguna época, pero sí que juegues con mucha más inteligenc­ia y sentido práctico del que tuvo el Barça en la primera parte. No creo que sea traicionar el ADN tratar de hacer un partido parecido al que hizo el Barça ante el Sevilla o la Real Sociedad; llegando, no estando. En el Madrid nunca hubo complejos estéticos, así que Zidane no tuvo el más mínimo problema para plantar a su equipo claramente atrás, esperar, robar y meterle balones largos a la carrera de Vinicius, que con campo abierto estaba feliz como él solo. Defensivam­ente, el

Barça se lo puso demasiado fácil al Madrid, entre otras cosas porque no tenemos futbolista­s que corran a gusto hacia atrás. Ofensivame­nte, se mejoró en la segunda parte y hasta se pudo acabar empatando, pero creo que el Barça de 2021, con la excepción de Messi, no luce por tener jugadores que sepan regatear o amenazar con el chut lejano. Por eso creo que, aunque por tradición y gusto futbolero, queramos jugar siempre metiendo al rival atrás, no tenemos un Neymar , un Ronaldinho o un Rivaldo que pueda acompañar a Messi limpiando rivales driblando en espacios cortos. Tocas, tocas y tocas, pero el adversario se siente poco amenazado en partidos como el del sábado. Los

De Jong, Alba, Dest o

Griezmann, repito, prefieren llegar que estar. Y Dembélé, seguro, hubiera soñado con tener los metros que en el otro lado sí tenía Vinicius. Todo esto debería servir de lección para jugar la final de Copa y afrontarla con más posibilida­des de ganarla. Repito: me fijaría mucho en el estilo de partido que el Barça hizo ante Sevilla o Real Sociedad para derrotar a un Athletic que en la otra final que se disputó esta temporada, la de la Supercopa, ya nos demostró qué virtudes explotó para vencer: balón parado y la velocidad de

Williams. Uno de los objetivos del Barça debería ser que

Williams no nos recuerde a

Vinicius y para evitar eso está el plan de partido que apliques. La gente habla del ADN Barça pero, insisto, no se puede jugar como si aún tuviéramos a Ronaldinho, Eto’o, Iniesta y Messi juntos. Apuntarse este título de Copa te salvaría los muebles de la temporada y, estoy convencido, te acercaría mucho a la Liga. Ya sin la presión de cerrar otro año en blanco, el equipo jugaría más liberado. Una cosa está clara: si el Barça gana los ocho partidos se llevará esta Liga. Pero antes toca ganar la Copa ●

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FOTO: SIRVENT Dembélé, sin espacio
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