La afición necesita una alegría
l próximo sábado el Barça saldrá a jugar una final. No lo hace desde el 25 de mayo del 2019. Solo han pasado 23 meses y parece una eternidad, especialmente porque aquella final de Copa del Rey se perdió con el Valencia. Más lejano todavía es el recuerdo de cuándo fue la última vez que el Barça venció en esta competición, de la que es el auténtico dueño con 30 títulos de 41 finales. Su rival del próximo sábado, el Athletic le sigue con 23 victorias en 37 finales. Aquel triunfo azulgrana sucedió hace tres años. Fue una exhibición del Barça, que dirigía entonces Ernesto Valverde, que humilló al Sevilla en el Metropolitano propinándole una “manita” de goles. Ni rostro de la pandemia y mucho menos de la crisis que aparcó en el club meses más tarde.
La final del sábado en Sevilla se presenta como una vacuna para levantar la moral del barcelonismo, que está hambriento de triunfos, deseando por lo menos celebrar aunque sea en casa un título. Este partido brindará al Barça de Ronald Koeman la oportunidad de recuperarse de la derrota ante el Madrid y de volver a la senda de la victoria que llevaba antes del parón por las jornadas de selecciones nacionales.
No es la Copa el trofeo más preciado por la afición barcelonista, ni tampoco la competición que llene de más orgullo a los jugadores. Pero ganarla ahora es una obligación de Leo Messi y compañía, porque una nueva derrota aumentaría la decepción. El vestuario necesita un título, el club también, y la afición una alegría, aunque sea esta Copa ●