9 minutos y 50 segundos
El Golazo de Gol calculó el tiempo que el balón no estuvo en juego durante el clásico
El lunes se arrastraban en todos los espacios informativos de deportes las polémicas del clásico del sábado. Unas de las imágenes más repetidas eran las de Gerard Piqué protestando a Gil Manzano al final del partido por el escaso tiempo que había añadido al final: solo cuatro minutos. La escena resultaba llamativa por la vehemencia de Piqué y los intentos del delegado del Barça, Carles Naval, para evitar que el ímpetu del defensa tuviera más consecuencias a nivel arbitral.
Mientras unos se recreaban en las imágenes, otros se pusieron las pilas para comprobar un dato que, a fin de cuentas, es fácilmente contrastable y no precisa interpretaciones subjetivas. En El Golazo de Gol se preguntaron en tres rótulos distintos ‘¿Cuánto tiempo se perdió en la avería del pinganillo?’, ‘¿Cuánto tiempo se perdió en los cambios?’ y ‘¿Cuánto tiempo se perdió en las protestas del penalti?’. A continuación, reprodujeron a cámara rápida los momentos del partido en los que el balón no estuvo en juego y añadieron en pantalla un cronómetro que especificaba el paso del tiempo. Un ejercicio impecable que huye de la especulación. Vimos aceleradas todas las imágenes en las que se paró el juego y al final se sumaron los tiempos. En los cambios de ambos equipos y la celebración del gol se invirtieron 4 minutos y 19 segundos. En arreglar la avería del pinganillo por culpa de la lluvia Gil Manzano necesitó 2 minutos y 8 segundos. Y finalmente, las protestas de la jugada del posible penalti a Braithwaite duraron 3 minutos y 23 segundos. Y en el vídeo pasaron a hacer la suma global. En total se perdieron 9 minutos y 50 segundos de partido. Éste (aproximadamente) tendría que haber sido el tiempo añadido. Más del doble de lo que señaló Gil Manzano.
Es obvio, pues, que las protestas de Piqué eran algo más que una pataleta porque se ajustaban a una percepción certera del tiempo perdido. Fue una injusticia. En El Golazo de Gol este ejercicio les permitió reflexionar (con esa fugacidad caótica que nunca queda nada claro) sobre el rigor de los cálculos arbitrales del tiempo añadido y las diferencias con otras ligas. Un vídeo que periodísticamente aporta argumentos al debate y evita que todos perdamos el tiempo delante del televisor con polémicas inertes ●