Mundo Deportivo

KOEMAN, CONVENCIDO DE SEGUR

Pragmático, el técnico del Barça también necesitaba ratificar su buen trabajo global con un éxito tangible Ya con un título en su palmarés y peleando por la Liga, avisó tras la Copa: “No estamos al final del túnel”

- Xavier Muñoz

Ronald Koeman nunca se ha escondido. En numerosas ruedas de prensa ha asumido, con esa transparen­cia discursiva que le caracteriz­a, que desde que el fútbol es fútbol el futuro de un entrenador depende de los resultados. Por eso es fácilmente comprensib­le su cara de rotunda satisfacci­ón al consumarse la conquista de su primer título como técnico del Barça, una Copa celebrada con la alegría de una Liga, que por cierto aún puede lograr sin depender de lo que hagan otros.

Pragmático, él mismo necesitaba ratificar su buen trabajo global con un éxito tangible que hace muy poco sólo se valoraba si formaba parte de la mortifican­te autoexigen­cia del triplete. Ampliar el palmarés del Barça dos años después es un gran argumento más, también para Koeman, para acabar su obra. Está convencido de seguir.

Koeman ha encontrado más motivos para hacer crecer a esta plantilla y lo atestiguó tras el 4-0 en la final copera al Athletic: “La gente puede ver que hay una línea de trabajo desde el primer día. La gente joven que ha acabado jugando esta final es el futuro. No estamos al final del túnel, seguimos trabajando”.

Recién llegado tras el baño de realidad que supuso el 2-8 ante el Bayern en agosto pasado, Koeman no eligió un momento cómodo para cumplir su sueño de dirigir al Barça. La leyenda que en pantalón corto le dio al club su primera Copa de Europa no se asustó ante el reto que se le presentaba en plena pandemia, con un proceso electoral interminab­le, el número uno del mundo queriendo irse y sin recursos para fichar lo que a él le hubiese gustado, salvo Sergiño Dest.

Más haber que debe

Ocho meses después, su inventario de virtudes pesa bastante más que el de sus déficits: ha reilusiona­do a Leo Messi tras el episodio del burofax y ha sabido combinar el respeto a la jerarquía de los Piqué, Busquets o Alba con la promoción más evidente de la cantera desde 2008, con Mingueza, Araujo e Ilaix de clarísimos ejemplos. Tampoco se le han caído los anillos a la hora de aparcar su 4-2-3-1 inicial y probar con el 4-3-3 o el 3-5-2, en un club dogmático con el dibujo. En el debe está su balance ante los grandes, francament­e mejorable, pero ese también es uno de los motivos para empezar la segunda temporada de su contrato.

La apelación a su contrato ha sido habitual en Koeman cada vez que le han preguntado en rueda de prensa, y han sido bastantes veces. El viernes, víspera de la final de Copa, el técnico, aún sin el aval de su primer título, ya eximía a Joan Laporta de tener que reafirmarl­e ante cada rumor de cambio en el banquillo. “No necesito una ratificaci­ón del presidente. Hemos hablado, me ha demostrado su confianza y cada vez que hay algo en la prensa no es necesario que el presidente salga”, dijo.

Que Koeman piensa en presente y en futuro es evidente desde el momento en que ya ha despachado respecto a asuntos de planificac­ión con Mateo Alemany, nuevo director de fútbol. El fuerte abrazo de Laporta a Koeman, aún sobre el césped de La Cartuja, más que una foto, es un compromiso ●

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FOTO: PERE PUNTÍ Laporta abraza a Koeman tras ganar la Copa. La leyenda de Wembley logró su primer título como técnico del Barça

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