La audacia de Florentino
La gran operación de la Superliga se dio a conocer entrada la noche del domingo presentando a doce clubs como fundadores de una nueva competición, otra, del deporte que es seguido por cuatro mil millones de personas en el ancho mundo. Florentino Pérez será el presidente y el Barça y el Atlético de Madrid formarán parte de esta elite de clubs en la que, de momento, hay también seis ingleses y tres italianos. En plena noche dominical se pronunciaron en contra el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Boris Johnson. La UEFA y la FIFA reaccionaron, también con nocturnidad, amenazando con represalias que afectarían a los clubs, a los jugadores e, incluso, a las selecciones nacionales. No es la guerra del fútbol. Es la guerra para controlar y aumentar el negocio que generan los derechos de televisión, las entradas y el mercadeo de los productos distintivos de los grandes clubs. Al margen del secretismo de esta gran sacudida a la organización global del fútbol, sorprende la ausencia del fútbol alemán, francés, neerlandés, ruso y centroeuropeo. Y de los cientos de clubs nacionales que quedarían marginados a competiciones secundarias. Habrá que esperar y ver cómo quedará este puñetazo en la mesa de Florentino a la UEFA, a la FIFA, a los cientos de equipos que no entrarían en el reparto del botín televisivo. Pedro Sánchez no ha hablado pero el gobierno ha declarado estar en contra. Jan Laporta se ha unido pero fue Bartomeu quien lo pactó. En todo caso, cuidado con los inventos para desvirtuar el carácter social del fútbol. Florentino Pérez se dará cuenta que la Superliga no se decide en el palco del
Bernabéu ●