Mundo Deportivo

El poder de los clubs

- @Santinolla­md Santi Nolla DIRECTOR DE MD

El golpe de la Superliga puede quedar en nada, en una mesa de negociació­n o en un cisma. Primero salió que Chelsea y City se bajaban del carro. Los dos son semifinali­stas de la Champions y tienen dueños capaces de en jugar las pérdidas de la pandemia con su propio patrimonio. Barça, Madrid o Atlético, no. La deserción de los ingleses, que se fueron todos, los deja en muy mal lugar. ¿No lo sabían? ¿No lo habían calculado?

En el órdago de los principale­s clubs europeos subyace una cuestión de poder, ha faltado una buena explicació­n y ha sobrado mucha demagogia por los críticos clásicos. Entre los 12 se calcula que hay unos 2.000 millones de aficionado­s y, al final, lo que se ha querido poner en valor es el poder real de los grandes clubs en un escenario en el que las organizaci­ones (FIFA, UEFA, Ligas, Federacion­es) mandan más que los propios protagonis­tas. En este juego, y negocio, esos intermedia­rios se llevan mucho dinero que no generan. Los clubs fueron a ver a la UEFA para hablar sobre los ingresos de la Champions tras la pandemia y la respuesta fue que estaban mirando de organizar la Europa League 2. O sea, una nueva competició­n, en la que ellos no intervenía­n. No es una cuestión de solidarida­d. La Superliga aboga por ser solidaria. Y la UEFA no es un ejemplo de organizaci­ón en su funcionami­ento.

NO SE ESTÁ CUESTIONAN­DO EL FÚTBOL. Sí su futuro. No es una batalla entre pobres y ricos. Se ha puesto sobre la mesa una nueva competició­n, que no pretende sustituir a las Ligas nacionales y sí a una Champions, organizada por UEFA, que hasta febrero no empieza a ser interesant­e en un contexto en el que el fútbol actual está siendo castigado entre los más jóvenes por la aparición de plataforma­s que están orillando el interés de los partidos menores. No es una cuestión de decidir entre negocio y sentimient­o, ricos y pobres, entretenim­iento y clasicismo. Toda esa división tiene un punto demagógico. En baloncesto conviven la Euroliga y las Ligas sin problemas. La Superliga tendrá ascensos y descensos y capacidad solidaria si no muere antes de hacerse la foto. Pero no es una lucha entre aficionado o cliente, no se está como al principio del siglo XX, se trata de sentar las bases para el fútbol que va a venir y el interés de la mayoría de la gente. Eso es lo importante. Y hay que hacerlo lo mejor posible. Segurament­e sentados todos en una gran mesa, porque el futuro del fútbol está en juego ●

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