Confianza y concentración
a final de Copa nos regaló un partido del Barça que rozó la perfección. Jugando con tres centrales y sin verdaderos extremos la superioridad que demostraron los de Koeman
de principio a fin abatió a un Athletic que aguantó lo que pudo, y que cuando perdió las fuerzas sucumbió a un Barça aplastante. Jordi Alba y Dest
hicieron mucho daño llegando por fuera, la movilidad de Messi y Griezmann fue vital y De Jong
estuvo inconmensurable apareciendo y dando continuidad a las jugadas, así como llegando a línea de fondo, dando asistencias y hasta marcando.
El Barça volvió a ganar un título después de un año en blanco. Quedó reflejada en la ilusión y la confianza de los jugadores y staff festejando el trofeo sobre el césped. Determinación y esperanza para ir ahora a por la Liga, que, como regalo, el Real Madrid volvió a poner a disposición de los blaugranas, que dependen ahora de sí mismos para hacerse con tal disputado título. Cierto es que, a priori, los culés tienen el calendario más difícil que sus competidores, pero si algo quedó claro en La Cartuja es que el Barça puede lograrlo.
Al Barça le espera mañana el Getafe, en la primera de las finales que restan para la Liga. Los madrileños, un rival siempre rocoso y difícil, llegarán con la confianza de haber empatado al Madrid y necesitados de otro buen resultado. Pese a todos los debates extradeportivos que copan esta semana, no tendría que haber para el Barça nada más importante que conseguir estos primeros tres puntos de la carrera hacia el segundo título del curso ●