El pobre escaparate de la Superliga
Si la imagen mundial de la Superliga es El Chiringuito, menudo arranque
Ni ‘El Chiringuito’ podía llegar a más, ni la Superliga a menos. Florentino Pérez, presidente de la nueva competición que ha sacudido el mundo europeo futbolístico y político, visitaba el lunes por la noche el programa de Josep Pedrerol en Mega. ‘EXCLUSIVA MUNDIAL’ anunciaba un rótulo en pantalla. Esta vez era verdad. El presentador podía colgarse la medalla de tener como invitado al protagonista más buscado por los medios europeos. Ahora bien, que la Superliga irrumpa comunicativamente en ‘El Chiringuito’ como escaparate es un despropósito: en un canal de tele secundario, después de las doce de la noche y en el contexto de un plató rudimentario. Ni resultaba sugestivo ni transmitía la sensación de superpotencia deportiva. Florentino explicó en qué consiste la Superliga sentado en un banquillo de vestuario entre menciones publicitarias de prótesis dentales, concesionarios de coches de segunda mano y casas de apuestas. Pedrerol le preguntó lo lógico sobre la dinámica de la Superliga pero tampoco le azuzó en los aspectos más frágiles o dudosos de la propuesta. Florentino se pudo explicar con absoluta tranquilidad, con un tono entre paternalista, victimista y mesiánico en exceso. “Se trata de salvar al fútbol”, “Hay que hacerlo con urgencia, estamos arruinados”, “El fútbol está en caída libre”, “Si no hacemos algo, no durará mucho”. Eso sí, poco a poco descubrimos que el fútbol tiene más problemas que el dinero y la estructura de las competiciones. Al parecer, pronto habrá que adaptar los partidos a unas generaciones que no pueden mantener la concentración 90 minutos y que se aburren. Quizá preocupados por este asunto, al cámara responsable de enfocar a Florentino le dieron unas instrucciones para mantener estimulada a la audiencia. O esto, o el cámara estaba muy nervioso. El plano de Florentino no paraba de moverse, el zoom se abría y cerraba de forma incesante, el encuadre se desplazaba arriba y abajo a veces buscado el rostro, otras la corbata y otras las manos. Un balanceo de la imagen acabó por marearnos a los espectadores. Si de lo que se trataba, como explicó el propio Florentino en la entrevista, era de salvar el fútbol, a nivel comunicativo el arranque mediático parecía que era para acabarlo de hundir ●