Mundo Deportivo

EL HUNDIMIENT­O

→ Barça y Real Madrid, dos de los grandes precursore­s, no han dado todavía su brazo a torcer y quieren cambios importante­s en la UEFA

- Pablo Planas

→ Se acabó lo que se daba. La Superliga ha durado únicamente tres días. Barça y Madrid se han quedado solos al frente de la nave en cuestión de 12 horas en las que todo se precipitó, entre la noche del martes y la mañana de ayer. Primero dieron el paso los ingleses (Tottenham, Liverpool, Chelsea, Arsenal, Manchester City y United) y a estos le siguieron, tras madurarlo con la almohada, Juventus, Inter, Milan y Atlético de Madrid.

El ambicioso proyecto que encabezaba Florentino Pérez para rescatar el fútbol se desmorona, aunque se resistan los que quedan a pesar de la herida de muerte que le han infligido el resto de fundadores. La batalla parece que se la ha llevado la UEFA, con Aleksander Ceferin al frente. Lanzó serias amenazas en un inicio y demonizó a los 12 fundadores hasta tal punto que saltaron a las calles aficionado­s de los mismos, en especial en Inglaterra, a pedir que la Superliga no fuera para adelante. Alimentó también el mal rollo de los equipos que se quedaban fuera y de los que no habían querido formar parte. Ejemplares para muchos Bayern de Munich y Paris Saint Germain, que declinaron la invitación, aunque estos segundos por un serio conflicto de intereses al organizar Qatar el Mundial de fútbol del 2022, de la mano de la FIFA, que también se posicionó en contra de la idea de revolución.

Lo que se ha sucedido ha sido un cúmulo de despropósi­tos. Los primeros en bajarse del barco fueron el ‘big six’, presionado­s no solo por su afición y la Federación Inglesa (FA), sino por los propios jugadores y técnicos. Jordan Henderson, del Liverpool, encabezó la revuelta de los futbolista­s antes de que se conociera la noticia, pero personajes como Guardiola y Klopp ya se habían mostrado reticentes a esta Superliga, que con el paso de los minutos tenía las horas contadas. Todos tan influyente­s casi como el gobierno británico, con un Boris Johnson que convirtió el asunto en problema de estado, buscando su boicot desde un primer momento y alegrándos­e del ‘Brexit’ que provocaron los ingleses, que fue definitivo. “Es el resultado correcto para los aficionado­s del fútbol, los clubs y las comunidade­s en todo el país”, zanjó el primer ministro británico.

Hasta ese punto, la Superliga quedó coja de una pata, pero resistía con otra. O eso pareció tras un comunicado en el que se dejó claro que “nuestra propuesta tiene como objetivo permitir que el deporte evolucione al mismo tiempo que genera recursos y estabilida­d para la pirámide del fútbol. Reconsider­aremos los pasos más apropiados para reconfigur­ar el proyecto”, dando a entender que se hacían más fuertes que nunca, puesto que “el sistema actual no funciona”. Pues bien, durante la mañana de ayer el resto de fichas empezaron a caer una detrás de otra. Primero con Inter y Milan, y a estos le siguió una Juventus que horas antes, mediante Agnelli, había asegurado que la Superliga era “un pacto de sangre”. Eso sí, esta matizó que sigue convencida de su solidez de cara a un futuro, donde “ha de haber un cambio en el fútbol.

A estos, y tras mostrar el descontent­o su afición, se sumó el Atlético de Madrid, dejando en la estacada a Barça y Real Madrid, que todavía no han tirado la toalla, aunque si antes debían buscar a nueve clubs para completar, ahora serán otros trece, y parece imposible encontrar a tantos grandes o, ya no grandes, sino equipos que se atrevan a ir en contra de la UEFA, que ha demostrado un poder demasiado grande, o la Superliga haber sido demasiado frágil ●

Los aficionado­s

1 Fueron el punto de partida para que los clubs ingleses abandonara­n y a estos le siguieran el resto

Firmes

2 Barça y Real Madrid consideran que hay un mal en el fútbol y no dan su brazo a torcer

→ Durante la mañana de ayer Milan, Inter, Juventus y Atlético de Madrid decidieron seguir los pasos de los ingleses y dejar la Superliga

→ A pesar del comunicado de la coalición sobre su firme continuida­d, las presiones pudieron con los integrante­s

→ La vecchia signora, a pesar de su paso atrás, se mostró convencida de que ese es el camino a seguir en un futuro

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