REMONTANDO
→ Rafa Nadal empieza su operación reconquista con un sufrido triunfo en tres sets ante Ilya Ivashka → Aún dubitativo, intentará dar un paso más hoy ante Nishikori en el partido de campeones en octavos
→ Son 62 victorias en 66 encuentros (126 sets ganados y 12 perdidos), y Rafa Nadal, 34 años, sigue celebrando cada una de ellas con la intensidad de la primera, en un lejano 2013 contra el costarricense Juancho Marín. En su contexto, todas tienen su relato particular, un porqué que da relieve al esfuerzo realizado y el premio obtenido.
Y la de ayer guardaba una historia de superación personal, por mucho que la alianza Rafa Nadaltierra batida invite a dar por sentado que el manacorí pasará fácilmente página. Más si es contra un tenista que procede de la fase previa, se halla fuera del top-100 mundial y se mueve más cómodo en cancha rápida. Tal era el caso del bielorruso entrenado por el conquense Pepe Checa, Ilya Ivashka, 27 años y 111 del mundo.
Ganó Nadal 3-6, 6-2 y 6-4 en 2h.20’. Por supuesto, apuntaría la mayoría, que también subrayaría la extrañeza de la pérdida de un set del once veces campeón del Barcelona Open Banc Sabadell-trofeo Conde de Godó. Lo entregó porque comenzó mal, con las dudas heredadas de la derrota ante el ruso Andrey Rublev en cuartos de Montecarlo, la semana pasada.
“He entrenado mejor que he jugado”, confesó Nadal tras cerrar su pase a octavos de final, ronda en la que hoy (16 h) se medirá a otro campeón del torneo, el japonés Kei Nishikori. El mejor de ls ediciones de 2014 y 2015 derrotó al chileno Cristian Garín por 7-6 (5), 4-6 y 6-1.
“Era importante salvar este partido de la manera que fuera”, proclamó satisfecho, y aliviado, Nadal. Sí, sufre como todos. “Yo nunca salgo a una pista pensando que será fácil”, apunta. Recuerda que “después de una derrota son días de dudas”. Intentó aclararlas en las sesiones de trabajo, siempre concienzudas y enérgicas, pero el examen llega en la competición. No las disipó, aunque, como él mismo subrayó, “he ido de menos a más y mañana será otro día, tendré otra oportunidada para mejora”. Ya sin la tensión de cualquier estreno y unas horas más de competición para alguien que únicamente disputa su tercer torneo del año, que acumula ocho partidos, lo que deseaba sobre todo era disponer de más ocasiones de mejora.
No es Nadal un tenista que pasa de 0 a 100, ni cuando acelera ni en sentido opuesto. Va dando pasos adelante, consolidándolos paulatinamente. “No estoy tan lejos”, asegura, hablando del nivel que ahora mismo persigue. Creía haberlo alcanzado en la academia durante la preparación de la gira de arcilla, así lo había confirmado los días antes y en dos partidos en Mónaco. Hasta que chocó contra Rublev y, sobre todo, experimentó una pérdida inesperada de lo sentido y desplegado hasta ese día.
Ese desequilibro precisa de una reconstrucción de fundamentos. Una labor que no podía detenerse bajo ningún concepto ante Ivashka, a quien Nadal alabó considerando que su tenis estuvo por encima de su ranking, que “a veces es circunstancial. Venía jugando buenos partidos (cuartos en Marbella), superando la previa. Estaba rodado”, apuntó el balear.
Perdió su saque dos veces en el primer set. Muchos errores, un par de dobles faltas y poca convicción. Estaba aún en Montecarlo. Se agarró a su Pista Rafa Nadal, al sentido de supervivencia, a la veteranía y un carrusel de recursos que le permiten salir indemne de situaciones delicadas. Levantó el marcador dentro de esa remontada general en su competitividad que está persiguiendo ●
Celebró su 62º triunfo en 66 partidos, tras perder su 12º set por 126 ganados