Otra guerra, fea, del fútbol
El cansancio y la madurez de muchos jugadores se detecta en este agónico final de temporada. La pandemia ha alejado a los equipos del público. También ha abierto una brecha entre las directivas y los socios. El que más resista en este torneo de desgaste físico y emocional será campeón. Pero el coronavirus ha coincidido con una declaración desesperada de Florentino Pérez al anunciar la Superliga. Sus palabras en la noche del 18 de abril fueron apocalípticas. Estamos en una situación dramática y si no nos juntamos los mejores “en 2024 estaremos todos muertos”. Fue más allá al sentenciar que “estamos todos arruinados”. La Liga, la UEFA y la FIFA reaccionaron con furia y con amenazas de duras sanciones. A los dos días se descolgaron de la iniciativa de Florentino
los seis clubs de la Premier, los italianos Inter y Milan y también el Atlético. Quedaron el Real Madrid, el Barça y la Juventus. Pep Guardiola
manifestó sus dudas en la primera hora diciendo que el fútbol es de los fans. ¿Qué es lo que está en juego? Los contratos televisivos y la inviabilidad ostentosa de los grandes. La guerra del fútbol ha estallado desde los cuarteles generales de las potencias inglesas, españolas e italianas, curiosamente, sin la participación de alemanes y franceses. Y sin contar con los socios ni los clubs. Una guerra de intereses en el manejo de más de mil millones desde UEFA y FIFA. La ganará el más fuerte. No sé si Laporta debe parapetarse en los aledaños del palco del Bernabéu. Por ahora, es una carta perdedora. La alternativa es reformar la estructura de los grandes, sus nóminas y los salarios de los jugadores. Habrá que tomar una decisión pronto ●