Un adiós deprimente
DIRECTOR DE MD
Los jugadores del Barça tiraron la Liga en una segunda parte deprimente ante el Levante. La conjura en casa de Messi no sirvió para nada: empate ante el Atlético y ayer adiós a una Liga que tuvieron en su mano. No es cuestión de señalar solo a Koeman como el culpable o a los jugadores. El vestuario ha perdido esta Liga. Pero lo imperdonable es la actitud de los futbolistas después de ponerse 0-2 y salir en la segunda parte para caminar por el campo, solo despertarse cuando el Levante empató y luego acabar fuera de foco. No es posible estar jugando la recta más importante de la Liga y no mostrar coraje ni la intensidad mínima. El Barça se dejó el orgullo en el descanso. Hubo también fallos finales de estrategia en los cambios al sacar a Dembélé, el mejor hombre blaugrana. Pero el Barça cavó su tumba al lesionarse Araujo, de largo el mejor defensa blaugrana y el último en llegar, lo que deja en bastante mal lugar a sus compañeros de línea. La entrada de Sergi Roberto se entendió poco.
SIN EMBARGO, LA COMBINACIÓN de errores desde el banquillo no fueron la justificación de la derrota. Abundaron, eso sí, en la incapacidad de reacción, pero los futbolistas del Barça tuvieron el 70% de posesión en la primera parte y apenas el 50 en la segunda, en la que solo tiraron una vez a puerta. Resulta indignante analizar los datos de un equipo que salió concentrado y con ganas de liquidar la Liga. Lo hizo y luego, con esa ‘pachorra’ de caminantes a la que ya tienen acostumbrados a los aficionados, perdieron el respeto al juego y a la camiseta. Lo peor de todo es que no es la primera vez y siempre han tenido una excusa arriba para que su responsabilidad quedara diluida entre las guerras intestinas del club. Pero lo que es evidente es que ellos en enero le dieron la vuelta a la Liga y son ellos los que la han tirado. ¿Por qué? Hay quien piensa en bajones físicos y otros en que no apoyan a muerte al entrenador, pero lo evidente es que ha sido la inercia de este equipo que ya ha llegado a su fin de ciclo. Pudieron hacerlo glorioso y lo han convertido en deprimente. Todos ●