Mundo Deportivo

Tres goles inútiles

El Barça malgastó de manera inexplicab­le su botín goleador, la ventaja del 0-2 y la remontada del 2-3

- Gabriel Sans

Por qué el Barça piensa que los partidos solo duran ahora 45 minutos?

→ Cuesta pensar que un botín de tres goles en campo contrario no sirva para nada. El Barça se empachó con los dos goles en la primera parte de Messi y Pedri y tuvo una mala digestión en una segunda inexplicab­le, impropia de un equipo que aspira a ser campeón. El gol de Dembélé resultó medicinal para curar los errores pero no fue suficiente. Los azulgrana quería acostarse líderes y acabaron sufriendo una tremenda pesadilla. Tres goles inútiles.

El Barça saltó al campo con las prisas de quien sabe lo que se juega. El escenario de la Liga obligaba a una victoria inapelable y el aspecto del equipo era de ganador. A Messi no le va la intriga. Es el guardián del gol del Barça y si puede solventar el partido por la vía rápida, no se lo piensa. No se había llegado a la media hora y empalmó el primer gol en el área. Antes del descanso originó el segundo con un pase entrelínea­s a Dembélé para que Pedri rematase. En ese momento, querían el título. Sonreían, se abrazaban. Todo era perfecto. El Barça vivía entonces de Leo porque era el que más creaba, el que más remataba y el que ponía más cara de ganador. Y vivir de Messi es aspirar a ser campeón. No no le va pasar desapercib­ido y mucho menos rendirse cuando no toca. Un Pichichi de 29 tantos, el octavo que puede ganar, dos más que Zarra, nunca se abstiene.

El fútbol, en esos cuarenta y cinco minutos, también premió a Pedri. Marcó a la tercera, después de in ocular veneno con dos remates con pinta de gol y que falló estrepitos­amente. Al segundo minuto, su chut con el portero batido se fue fuera. Y unos pocos después, casi a puerta vacía, quiso precisar tanto que el disparo acabó rebotando en un rival. Pero la persistenc­ia y la paciencia le recompensa­ron con un gol. El séptimo en 51 partidos. El cuarto en Liga.

Todo era alegría, hasta que ocurrió lo incomprens­ible, lo indescifra­ble. El Barça salió del vestuario y saltó al campo, pero no compareció en la segunda parte. Con un par de bufidos, el Levante marcó dos goles. El primero pilló asergi roberto en la foto. El segundo, por una pérdida de Messi en el centro del campo. Como el resto de sus compañeros, el crack argentino se perdió. Era un jugador irreconoci­ble, nada que ver con el líder de siempre.

Con el 2-2, el Barça aún aleteó para seguir nadando. Y por obra y gracia de Dembélé, el equipo volvió al raíl del triunfo. El accidente parecía que era menos grave lo que aparentaba.

El delantero francés estaba en ‘modo on’. Era su gol 11 de la temporada, el sexto en la Liga y el 30 de azulgrana, 15 con la derecha y 15 con la izquierda. El ‘Mosquito’ vino al rescate, picó a los levantinos y todo parecía solucionad­o. Había jugado de lateral-carrilero y se hartó de correr y de abrir espacios. El 2-3 parecía una tirita inmensa a lo que parecía un rasguño.

Como en la Supercopa

Y llegó el cambio inexplicab­le. Se fue Dembélé, entró Dest y el empate. Los tres tantos no habían servido para nada. Otra desconexió­n en la segunda parte, como tantas otras esta campaña. Fue como en la Supercopa de España. Los dos goles de Griezmann ante el Athl et icen enero tampoco sirvieron de nada●

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FOTO: GETTY Leo Messi dirigió al equipo en la primera parte, marcando un gol e ideando otro, pero no estuvo en la segunda parte

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