Mundo Deportivo

La seguridad de que el 3-3 iba a caer

Como en Roma y en Liverpool, como ante el Granada esta Liga, un equipo sin alma ni carácter se dejó remontar

- Fernando Polo

→ Perder tantas veces una Liga es de una crueldad intolerabl­e para una afición que lucha por ilusionars­e pero que no para de llevarse mazazos. Este Campeonato empezó torcido, con empates ante Sevilla, Alavés, Valencia, la derrota contra el Madrid, la chirigota de Cádiz... Se venía del 2-8 de Lisboa y del burofax de Messi, ya no estaba ni Luis Suárez ni había llegado un sustituto, a Ansu le habían lesionado de gravedad... Koeman probaba el 4-23-1 sin éxito y, tras pasar por el 4-3-3, logró estabiliza­r el equipo a finales de diciembre, firmando un enero esperanzad­or y, aprovechan­do la ‘pájara’ del Atlético, se plantó en abril soñando con la Liga tras haber caído con el PSG con un digno partido de vuelta (la ida fue lamentable) y haber ganado la Copa. ¡Hasta se venció 1-6 en Anoeta!

Pero llegó el último parón de seleccione­s y, al regreso del mismo, el equipo empezó a flojear en las segunda partes contra Valladolid y Getafe. Se perdió en Valdebebas con un larguero en el último minuto de Ilaix pero la Liga seguía viva. Y empezó la cantinela. “Si lo ganamos todo hasta final de Liga, seremos campeones”, repetían Koeman y sus jugadores. Y llegó el partido del Granada, donde el Barça se podía poner líder. En casa. Y se puso 1-0. Y en la segunda parte acabó perdiendo 1-2. Lamentable. Se reaccionó ante el Valencia. Y llegó de nuevo el cuento de la lechera. “Si le ganamos al Atlético y todo lo que venga después, campeones”. Nada, tampoco. Un punto y gracias. Pero el empate del Madrid ante el Sevilla dejaba otra ventana de oportunida­d. Se trataba de ganar al Levante que estaba virtualmen­te salvado. Y te pones 0-2 al descanso y líder provisiona­l, sabiendo que el Atlético debe recibir hoy a la Real Sociedad y el Madrid, mañana, va a Granada.

Pero el Levante te mete dos goles en tres minutos, del 57 al 60. Para cortarse las venas, pero sólo cinco minutos después Dembélé marca el 2-3. Y ahí, con esa vida extra, ya tocaba rematar al Levante con el 2-4 o resistir, sufriendo o teniendo el balón en campo contrario. Ni una cosa ni otra. Había que obligar al Levante a bajar los brazos. Pero quien los bajó fue el Barça, inexplicab­lemente, en la última media hora. Y lo peor es que se veía venir el 3-3. Y llegó.

El cambio que ejecutó Koeman de Sergi Roberto por el ‘tocado’ Araujo no funcionó. La entrada de Dest tampoco y el lateral salió en la foto del 3-3. También Piqué y Ter Stegen. Al final, lo más importante de todo es, junto a la calidad que ya se presupone en todo un Barça, la actitud, el espíritu, el liderazgo, la ilusión, la pasión, el hambre, el carácter. Y eso no se vio para ganar un partido decisivo, tras ponerte con 0-2 al descanso. Igual tendrá que irse Koeman, pero más de uno de los que llevan ya tantas debacles y tantos ridículos seguidos deberían hacer también el petate. Ya no cuela mirar sólo al banquillo cuando varios jugadores han enlazado Turín, Roma, Liverpool, Lisboa, el último 1-4 del PSG, Granada y, ayer Levante ●

Tras el descanso (0-2) e incluso tras resucitar con el 2-3, faltó la ambición necesaria

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FOTO: EFE Gerard Piqué, imagen de la impotencia El central azulgrana no pudo evitar el tercer gol del Levante al anticipars­e Sergio León en el remate con el exterior del pie derecho en el área pequeña
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FOTO: GETTY Ter Stegen, batido por partida triple El alemán tampoco estuvo acertado

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