Menos interés, más desigualdad
→ La creación de la Euroliga en el año 2000 tuvo efectos dañinos para las ligas nacionales, un camino que podría seguir el fútbol
→ Uno de los argumentos que se han esgrimido para criticar el proyecto de la Superliga europea de fútbol es el nocivo efecto que tendría sobre las ligas nacionales. Sus defensores, en cambio, aseguran que el aumento de ingresos que supondría la nueva competición acabaría alcanzando a todo el mundo a través de los traspasos de jugadores entre clubs externos e integrantes y a través de algún mecanismo de solidaridad del que no se han aportado excesivos detalles.
Es imposible avanzar lo que sucederá en el futuro pero sí que podemos tomar como referencia lo que ya ha sucedido en un deporte, el baloncesto, que vivió una transformación similar hace ya más de 20 años. El año 2000 un buen puñado de los clubs más importantes de Europa crearon un torneo al margen de la FIBA, la Euroliga, que acabó imponiéndose al oficialista (la Suproliga) y aglutinando a los pesos pesados del basket europeo.
¿Influyó la Euroliga en la salud de las ligas nacionales de Europa? La respuesta es rotunda: sí, y de manera muy negativa. No fue algo inmediato, pues la Euroliga inició su andadura ofreciendo la posibilidad de competir en ella a los campeones y mejores equipos de las diferentes ligas domésticas. Pero a medida que pasaron los años la Euroliga redujo su número de participantes (de los 32 de la primera edición se ha pasado a los 18 actuales) y restringió su acceso, que cada vez tenía menos que ver con los resultados deportivos de los equipos en sus países. Para la próxima temporada, por ejemplo, 13 equipos tienen licencia de larga duración, otros 2 licencia de dos años, dos más serán el campeón y finalista de la Eurocup, y la última plaza será por invitación. Es decir, ni uno accederá por el resultado deportivo que haya logrado en su liga nacional.
Este creciente aislamiento entre la máxima competición europea y las ligas nacionales ha provocado la progresiva devaluación de estas últimas. Es fácil entender por qué: sin posibilidad de que un buen resultado en tu país te catapulte hacia la Euroliga, es difícil encontrar quién quiera invertir en tu proyecto. Los clubs ajenos a la Euroliga tienen cada vez más dificultades para financiarse y algunos sobreviven formando jugadores que no disfrutarán.
Los números no engañan. En la temporada 2003-2004 el presupuesto del Barça de basket era de unos 12-13 millones de euros cuando el grueso de equipos ACB estaba entre 4-8 millones. Ahora el presupuesto del Barça (y el Madrid) ronda los 40 millones de euros y en la ACB es raro que un equipo alcance los 5 , con varios en torno a los 2 millones.
La Euroliga ha acentuado de forma brutal la desigualdad en el basket español, y eso a pesar de que los ingresos que aporta a sus clubs (Real Madrid, Barça y Baskonia) están lejísimos de cubrir sus enormes presupuestos.
Desde la creación de la Euroliga y sus licencias fijas o semifijas en 2000, la Liga Acb/endesa solo la ha ganado un equipo que no jugaba Euroliga (Valencia 2017, y con un mecenas como Juan Roig). En los diez años anteriores al 2000, cuando a la Liga Europea se iba exclusivamente por los méritos deportivos del año anterior en tu país, la ACB la ganaron 4 equipos diferentes (Barça -4 veces-, Madrid -3 veces-, Joventut -2 vecesy Manresa). Y lo mismo sucede con la Copa. Desde 2000 hasta hoy, solo un campeón que no jugara Euroliga ese año (Joventut 2008). En los diez años anteriores, 7 campeones (Baskonia -2-, Estudiantes -2-, Barça -2-, Valencia, Joventut, Madrid y Manresa).
Es fácil entenderlo. Los grandes aumentan sus ingresos por participar (de forma fija o casi) en la Euroliga y el resto tienen más dificultades para encontrar inversores ●
Los clubs ajenos a la Euroliga tienen cada vez más dificultades para financiarse
Desde el año 2000 la ACB solo la ha ganado un equipo que no jugaba Euroliga