Mundo Deportivo

QUE MANERA DE GANAR Y SUFRIR

→ El Atleti salió en plan campeón y se fue al descanso 2-0 gracias a Carrasco y Correa → El líder tuvo ocasiones para golear pero acabó pidiendo la hora ante la Real

- Javier G. Gómara

El Atlético de Madrid ganó a la Real Sociedad (2-1) para mantener el liderato y dar un paso de gigante para ser campeón de Laliga. Un partido que el conjunto rojiblanco encaró con carácter, en el que pudo golear, y en el que acabó pidiendo la hora. Qué manera de ganar. Qué manera de sufrir.

El Atlético sabía lo que se jugaba. Y salió decidido. Mucho. Mordiendo en cada balón, siendo vertical, gritando a los cuatro vientos que quería ser campeón, como aficionado­s lo hacían fuera del Metropolit­ano. Prueba de ello es que en diez minutos, los colchonero­s tuvieron hasta cuatro ocasiones. Dos, clamorosas. Un mano a mano de Llorente que, con Suárez al lado, se topó con Remiro, y otra del uruguayo, tras pase del ‘14’, que solo en el punto de penalti, con todo el tiempo del mundo, decidió lanzar forzado en lugar de parar el balón y definir.

Y llegó el gol. En un córner sacado en corto, de esos que se suelen odiar. Movió el balón el Atlético y Llorente vio a Carrasco en el segundo palo. Controló el belga y aunque se le fue algo el balón, metió la puntera para marcar. Premio más que merecido para una salida bestial del Atlético. Correa atraía a los centrales y Llorente rompía al espacio. Una y otra vez. Imanol se desesperab­a.

Fue entonces cuando la Real despertó y dio señales vida. Barrenetxe­a dio el aviso. Pero volvió a golpear el Atleti. Saúl peleó, y ganó, un balón aéreo. Y le cayó a Suárez, que metió un delicioso pase interior para Correa. El argentino definió a la perfección para poner tierra de por medio y aclarar aún más el camino.

La Real estaba tocada, pero no hundida. Lo demostró Isaak en el 37’, con un zurdazo (antes ya había tenido una volea que centró demasiado) para que Oblak se luciese. Amenazaban los vascos, pero los espacios daban vida al Atlético, con un luchador como nunca Suárez y un soberbio Llorente, si bien todo el equipo respondía. No se puede decir lo mismo de Sagnan. El central francés era un nido de nervios, y su zona una autopista al paraíso para los rojiblanco­s, que pudieron sentenciar antes del descanso si Correa hubiese acertado con un fácil pase de la muerte a Carrasco. El Atlético había encaminado el triunfo, pero 45 minutos en un final de Liga, son un mundo. Que se lo digan al Barça.

La segunda mitad arrancó sin Isaak. Entró Bautista. Quería presionar arriba la Real, herida en el orgullo. También mordía el Atlético, que tuvo otra clarísima en las botas de Suárez. Lo vio tan fácil que se lio. Incomprens­ible.

Portu volvió a probar a Oblak, con muy mala intención, pero el esloveno estuvo imperial de nuevo. Esperó hasta el minuto 70 para cambiar Simeone. Entraron Kondogbia y Joao Félix por Saúl y Correa. El Atlético, tras el enorme esfuerzo realizado, ya esperaba. Menos Koke, en su partido 500, que no paraba. Robar y correr. Como hizo Llorente, para dársela a Suárez, que volvió a fallar ante Remiro. En su partido más sacrificad­o, se vio su versión más ‘fallona’.

Zubeldia marcó en el 83’ tras encontrars­e un balón suelto en el área pequeña tras un córner. A sufrir. Defendía el Atlético con piernas, cabeza y corazoón. De los que estaban en el campo, y de los que estaban casa. Se acabó. Tres puntos de oro. El Atlético pudo golear. Y acabó pidiendo la hora. Pero dio un paso de gigante para ser campeón. Qué manera de ganar... ¡y qué manera de sufrir! ●

El Luis Suárez más sacrificad­o también fue el más fallón de cara a puerta

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FOTO: LALIGA El Atlético de Madrid logró un triunfo que puede valer una Liga ante una Real Sociedad que a punto estuvo de dar un disgusto a los colchonero­s

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