Sin perdón
Con ayuda de algún gobierno y el apoyo de la afición, sobre todo inglesa, la UEFA se hizo fuerte frente a la tempestuosa Superliga, con el tibio empujón de la FIFA, y una vez recuperado el resuello contraataca. Ha logrado que los 9 arrepentidos firmen la muerte de Manolete y amenaza a los 3 independientes con las siete plagas. “Ahora voy a salir, si veo a algún cabrón ahí fuera, le mataré, y si a algún cabrón se le ocurre dispararme, no solo le mataré a él, sino que mataré a su mujer, a todos sus amigos, y quemaré su maldita casa, ¿Me habéis oído?” (Sin perdón, Will Munny). Los penitentes se han plegado a pagar multas, a descontarse millones de los beneficios que producen, por ser traviesos, y además han dejado a la intemperie y abandonados a los contumaces. Quedan como cobardes en el infierno de un organismo autoritario que no puede vivir sin los clubes, sus esclavos. No estaría de más que quienes firmaron el pacto en papel mojado presionaran al sátrapa para rebajar las penas y recuperar el orden, los principios y la decencia del deporte más bonito del mundo, no hace tanto tiempo corrompido por quienes hoy dan lecciones de honestidad.
La Superliga, como explicó Florentino, solo haría mucho más ricos a los más ricos y condenaría a los más desfavorecidos a las colas del hambre. Y eso es tan injusto como que Ceferin se crezca con el apoyo de los arrepentidos o Infantino, que juega con dos barajas, en el revuelo pretenda sacar adelante competiciones que solo pueden alimentarle los clubes. Disfrutemos de la Liga más emocionante de los últimos años, placer que ni UEFA, gota malaya, ni FIFA nos han proporcionado ●