Argentina recupera su mejor versión
→ La albiceleste venció a Polonia con goles de Mac Allister y Julián Álvarez, se clasificó como líder del Grupo C y se enfrentará a Australia en octavos
→ Aquí está Argentina. Aquí están Messi y sus cómplices. Aquí está el campeón de América que arrodilló a Brasil en el Maracaná, el que bailó a Italia en la Finalissima. Liberados del shock del debut, el líder fluye y el equipo se impone con su funcionamiento. Polonia nada entiende. Es una sombra. Bienvenidos Argentina y Leo al Mundial. Es una paliza futbolera. Merecen más goles, pero no importa. El concepto de fondo no se altera. Aquí está Argentina.
Es un miércoles ideal: fútbol, victoria, clasificación a octavos de final como puntero y un rival que ahí espera y no parece meter tanto miedo: Australia, el sábado. ¡Cuánto necesitaban Argentina y Messi una producción así después del errático estreno que le dio vuelo a todos los fantasmas imaginados!
Es que Argentina elaboró un monólogo convincente, ambicioso, ganador, hambriento. Trató de penetrar la muralla polaca con múltiples variantes, matizadas con varias producciones individuales para disfrutar. Hubo movilidad en los medios, hubo proyecciones de los laterales, hubo paciencia para pensar la búsqueda y mover la pelota de un lado a otro para encontrar el hueco justo, hubo marcadores centrales que no dudaron en defender y anticipar en campo rival, hubo diversos episodios de gol que, en general, se frustraron por el obstáculo mayor, por Szczesny.
La imagen simbólica fue la del penal, con Szczesny volando y desviando el remate de Messi elevando bien arriba el brazo derecho. Había dicho el arquero en la previa que tenía estudiado a Leo. No mintió. Es real que pudo haber sido exagerada la sanción del penal, porque Szczesny ya había tocado el balón cuando luego rozó el rostro del 10 argentino con uno de sus guantes. Sin embargo, dejando ese fallo arbitral al margen, en esa etapa inicial de dominio absoluto, Argentina también asustó con un remate de Messi desde una posición incómoda, con un zurdazo de Acuña apenas desviado, con un córner casi olímpico de Di María y con tres chances de Julián Alvarez.
Argentina borró del campo a una Polonia que vivió replegada, sin juego, que jamás reaccionó, que abandonó a Lewandowski y que terminó agradeciendo la clasificación como segundo que rescató por diferencia de gol.
Había que observar cómo se instalaba Argentina en el segundo tiempo después de tanta insistencia sin gol. Y lo hizo del mejor de los modos. Con un grito de arranque. Y con una paradoja: el remate goleador de Mac Allister (luego de un pase atrás de Molina) fue imperfecto, pero se metió contra un palo, abajo, ahí donde el hombre que parecía invulnerable no podía llegar.
Acertó Scaloni con la conformación sorpresiva del once inicial, con Julián Alvarez por Lautaro (su 9 emblema), con Enzo por Guido y con Romero por Lisandro . No flaqueó en ninguna línea la albiceleste. Al contrario. Impuso condiciones, girando alrededor de un Messi vivaz, reflexivo, bien conductor. El valor de las elecciones del DT argentino se ratificaron en su máxima expresión en el segundo festejo: Enzo asistió y Julián Alvarez la colocó arriba con clase.
Argentina demostró en una instancia decisiva que es mucho más que un buen equipo de once jugadores. Lo certifica con Enzo (aplaudido) y con sus goleadores en esta ocasión, Mac Allister y Julián Álvarez. Y en cierto modo le sucede porque a Scaloni no le tiembla el pulso para cambiar. Así construyó una victoria gigante para clasificar a la que sólo le faltó el gol de Messi. Un detalle. Lo que vale es el concepto de fondo: aquí están Argentina y Leo. ¡Bienvenidos al Mundial! ●
La Scaloneta mereció golear, pero Szczesny atajó casi todo, hasta un penalti