Mundo Deportivo

El city da miedo

→ El cuadro de Guardiola atropelló al Bayern en una noche perfecta y dejó casi sentenciad­a la eliminator­ia

- Dani Gil

→ A falta de confirmarl­o la semana que viene en el Allianz Arena, el City acaricia las semifinale­s de la Champions después de atormentar al Bayern, irreconoci­ble en el Etihad: 3-0. Acostumbra­do a la excelencia de los sábados y los domingos, al cuadro de Manchester le faltaba una noche sublime entre semana. Se lo reclamaban a Guardiola desde que puso un pie en Inglaterra, aunque el entrenador de Santpedor insista frecuentem­ente que lo normal no es ganar sino perder. Anoche triunfó por todo lo alto. Con el respeto al Real Madrid, la Champions tiene a un nuevo favorito al trono.

Con mucho respeto arrancó el encuentro, lógico cuando hay tanto en juego. Para bien o para mal, el reencuentr­o con Tuchel evocaba a Guardiola la noche que más cerca estuvo de alzar la Champions en esta etapa inglesa que llega a su séptimo año. La estrategia ordenaba paciencia. El City, un equipo con más volumen que el Bayern, necesitó que el Etihad encendiera la mecha para empezar a funcionar. Impermeabl­e a la tormenta, se articuló a partir del primer cuarto de hora.

No se arrugó el Bayern porque lo tiene prohibido. Sin embargo, sin un ariete de referencia no fue lo mismo. No tuvo punto final como el City con Haaland, pese a que el internacio­nal noruego estuvo más discreto que otras veces. Raro fue verle ejecutar un remate blando en el primer tiempo, más encogido en Champions. Entre medias Rúben Dias se interpuso con personalid­ad a un intento de Musiala a quemarropa. Fue un punto de inflexión.

Necesitaba el partido una genialidad para desenredar­se y Rodri entró en escena. Con la clase que le caracteriz­a recortó a Musiala en la frontal y firmó un gol de bandera con un remate ajustado a la escuadra, con la zurda: 1-0. Cerró el puño Guardiola, tranquilo después de todo. Consciente de las intencione­s de Tuchel, colocó a muchos futbolista­s por dentro para compromete­r la posesión a Kimmich y Goretzka, como si intuyera lo peor en esa zona.

Impuso su sello el City, pero el Bayern no hizo amago de dimitir. En la reanudació­n tuvo el empate en un mano a mano de Sané con Ederson, pero al brasileño se le encendió la luz. Tan cuestionad­o por no ser determinan­te en otras ediciones de la Champions, ayer se resarció en dos ocasiones. Imprescind­ible para explicar que la actuación del City solo pudiera ir a más y mejor. Le entró tembleque al cuadro de Tuchel, nada que ver con el que atropelló al PSG en tiempos de Nagelsmann.

Nadie representó mejor la ansiedad que Upamecano, que se entregó cuando Grealish sopló a su espalda. El francés perdió el norte, Haaland oteó al frente y le puso el cuero perfecto para el remate de cabeza de Bernardo Silva: 2-0. El segundo gol hizo trizas al Bayern,

Con el respeto al Real Madrid, la Champions tiene un nuevo favorito al trono

por entonces un equipo descamisad­o ante la catarata de ocasiones del campeón inglés. Fue la revancha que buscaba Pep con Tuchel desde la Champions perdida en Oporto.

El City, atómico en busca de la gloria continenta­l, puso la sentencia a través de Haaland. No fue su mejor partido, pero ni por esas falla a su cita habitual. En un despiste defensivo, Stones aprovechó la endeblez visitante para prolongar un balón al que el noruego solo tuvo que dar el último empuje: 3-0. Aunque la prudencia sea la mejor compañera de viaje a Múnich, solo un milagro puede cambiar el destino. El City tiene las semifinale­s a un palmo ●

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Foto: la presse Rodri abrió el marcador con un soberbio gol desde la frontal del área
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