Auge y caída de Boris Becker
El documental sobre el tenista en Appletv+ permite profundizar en su personalidad
“Hay tres temas que se venden muy bien en la prensa alemana: Hitler, la unificación de Alemania y Boris Becker”, cuenta el propio tenista según una información que le facilitó el director de un importante periódico. Lo explica en el documental ‘Boom! Boom! El mundo contra Boris Becker’. Dos episodios que se acaban de estrenar en Appletv+ y que relatan el auge y la caída de uno de los grandes tenistas de todos los tiempos. El primer episodio arranca de manera impactante. Un Becker devastado, con la cara roja y los ojos llorosos, admite haber tocado fondo. Lo dice mirando a cámara dos días antes de conocer la sentencia del juez por ocultación de activos y préstamos. La imagen siguiente es la de la furgoneta policial llevándose el tenista a la cárcel. Alex Gibney, el director, construye el eje principal del documental a partir de dos largas entrevistas al tenista: una en 2019 y la siguiente en 2022. Además, habla con algunas de sus ex esposas, amigos, asesores, entrenadores y tenistas como Björn Borg, John Mcenroe, Mats Wilander, Michael Stich o Novak Djokovic.
También recupera infinidad de imágenes de archivo. El primer episodio resulta más plácido y fácil. Permite entender al espectador la personalidad del tenista y su manera de relacionarse con el mundo, vinculándolo a su etapa de éxito profesional y héroe en su país. El segundo capítulo resulta más complejo. La voz en off de Gibney, el director, cuestiona incluso a su protagonista cuando algunas de las explicaciones o afirmaciones no encajan con anteriores versiones o con el testimonio de sus colegas. “He aprendido que cada uno debe gestionar su propia mierda”, asegura el tenista sin resultar muy convincente. Y a medida que avanza la historia vamos descubriendo que esa mierda acumulada supera lo imaginable. El caso de su finca de Mallorca es esperpéntico. Gibney propone un documental de estructura circular. Pero al volver al punto de partida, la imagen que tenemos del tenista no es la misma. Es como si en la primera parte el director hubiese permitido que Becker se pusiera su máscara y nos sedujera con su historia cargada de épica y, después, en la segunda parte, Gibney decidiera arrebatársela ●