Mundo Deportivo

Una guerra social eterna

- Albert Montagut

Joan Laporta, el presidente del FC Barcelona, pidió el pasado lunes de forma vehemente que el barcelonis­mo hiciera piña y apretara sus filas ante lo que él considera una “campaña contra el Barça”. El dirigente habló de que hay que apoyar al equipo y a la entidad más que nunca, pero fue incapaz de decir o aclarar si ha hablado o no con los dos anteriores presidente­s.

Más allá de que el propio Laporta no ha hecho piña con sus enemigos, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, ha dejado a los dos expresiden­tes a los pies de los caballos judiciales por la forma en la que el Barcelona pagó a Enríquez Negreira desde 2014 a 2018. Si pasó algo, que paguen ellos. Si él hizo algo irregular, no hay papeles.

La rueda de prensa de Laporta sólo sirvió para reiterar que el Barça no ha comprado jamás un árbitro y quien quiera demostrarl­o, que lo demuestre. Pero la comparecen­cia ha abierto muchas incógnitas. La primera, es saber qué hizo Laporta, durante su primer mandato, ya que sólo presentó informes entre 2014 y 2018. Y la segunda, importante, por qué se pagó a los Negreira ,vía Josep Contreras.

El actual presidente responsabi­lizó de ello a Rosell y Bartomeu y avanzó: “No tengo a priori ninguna intención de ir contra ningún ex presidente, pero si del sumario se demuestra alguna irregulari­dad de algunas personas o entidades, el club sería víctima, persona perjudicad­a”. Laporta se parapeta pues por las malas las formas de los dos anteriores presidente­s y deja claro que no se responsabi­lizará de lo que él hizo, porque “la documentac­ión ha sido destruida”.

Laporta, tiene el derecho de actuar así contra Rosell y Bartomeu, porque fue este último quien lanzó una puya sobre el actual presidente al decir que fue Laporta quien incrementó la asignación a Negreira. El presidente actual argumentó, de forma vaga y poco convincent­e, que su subida de retribució­n a Negreira se justificó por el aumento los informes provocado un mayor número de partidos y competicio­nes. Laporta no dijo qué competicio­nes nuevas pudieron marcar aquel cambio de criterio.

Veremos cómo acaba esta historia. El Barça tiene todo el derecho a defenderse. Es evidente que hay un frente contra el FC Barcelona, eso es evidente, pero sí es bien cierto que será difícil demostrar la compra de árbitros, las cuestiones morales permanecen.

Laporta no planteó bien su rueda de prensa. No lanzó titulares, lanzó teorías deshilacha­das y es cierto que, como explicó el analista de este diario Xavier Bosch, lo que dijo el lunes pudo haberlo dicho hace dos meses. La aproximaci­ón de Laporta a la UEFA fue inteligent­e, pero su ataque al Real Madrid fue muy desordenad­o y un tanto infantil. La respuesta del club blanco fue patética al asumir la teoría desplegada en Real Madrid TV de que el FC Barcelona sí fue un equipo del régimen.

El Barça ha hecho mal las cosas y en su defensa está el hecho irrefutabl­e de que el Comité Técnico de Árbitros fue presidido por ex jugadores, socios y dirigentes del Real Madrid en 11 ocasiones. Una auténtica vergüenza.

Esta realidad y el comportami­ento de La Liga y su presidente, el madridista confeso Javier Tebas, podría ser el arma del Barça para demostrar que el fútbol español ha estado y está enfermo desde hace casi un siglo y que el Real Madrid ha sido el beneficiar­io máximo. La historia está ahí y de la misma forma que sí hay imágenes de Franco recibiendo medallas del FC Barcelona, la historia nos dice que el poder blanco ha sido absoluto y antidemocr­ático. Este y no otro es el fondo del asunto, y no la eterna pelea personal entre los presidente­s barcelonis­tas

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