El equipo del régimen
Con la historia no se juega. Hay cosas que son sagradas. La memoria de nuestros ancestros y de lo vivido para construir el presente no puede ser mancillado ni manipulado por nadie. La historia puede ser relativa, pero, a estas alturas de la película, negar que el Madrid fue el equipo del régimen y traspasar el legado de favores arbitrales al Barça es un acto irresponsable y maquiavélico, propio de un presidente algo endiosado.
En los años de la dictadura, el camp del Barça, fuera Les Corts o Camp Nou, era el catalizador de unas libertades reprimidas por el régimen que los árbitros vestidos de negro inquisitorial se encargaban de mutilar. Entonces, te robaban ligas en partidos en campos lejanos e intrascendentes o lo hacían en tu cara, permitiendo que sesgaran parte de la vida deportiva de schuster o Maradona sin apenas castigo. Obviamente, veníamos del robo de Di stéfano que mató las ilusiones de la generación de mi padre, que siempre adoró a la saeta rubia. Para la historia queda el penalti de guruceta ylas almohadillas sobre el césped del Camp Nou. Luego vino el pisotón de stoichkov, con una ejemplar sanción que no se dio cuando Mourinho metió el dedo en el ojo de tito o pepe pasó por encima de un jugador tendido en el suelo. Por no hablar de las fechorías cometidas por sergio ramos en Liga y Champions. Por desgracia, no podemos decir aquello de “blancos, llorones, saludad a los campeones” que vociferaba el traidor Figo porque no estamos tan bien. Siempre nos quedará la esperanza de que el gigante haaland acabe con la arrogancia blanca ●