REACCIÓN TARDÍA
→ El Barça no supo sentenciar la Liga tras la derrota del Madrid y cayó ante un Rayo superior → Pobre imagen colectiva pese a un gol de Lewandowski en el tramo final que dio emoción
→ El peor Barça de Laliga apareció en el momento más inesperado. Se trataba de dar un golpe a la Liga en Vallecas tras la contundente derrota del Real Madrid en Girona (4-2) para dejar al gran rival a 14 puntos de distancia con 21 en juego, pero el Rayo fue muy superior a un líder desconocido y se impuso 2-1 con todo merecimiento. La ventaja sigue siendo amplia, de 11 puntos, pero la imagen fue inquietante y no la arregló el gol final de Robert Lewandowski, que por lo menos puso suspense a los últimos minutos. La reacción, con más corazón, poco, que cabeza, nada, fue demasiado tarde y no alcanzó para empatar.
No hubo sorpresa en la alineación de Xavi Hernández,que apostó por reubicar a Frenkie de Jong de mediocentro en la posición del sancionado Sergio Busquets para dar entrada a Pedri González en el once titular más de dos meses después de su lesión muscular. El canario ya había protagonizado una brillante media hora el pasado domingo ante el Atlético y fue la única novedad en una alineación que respetó el 4-3-3 académico, con Raphinha, Lewandowski y Ferran Torres en ataque. El objetivo era intentar sentenciar la Liga en Vallecas y las posibles rotaciones de inicio con Eric, Alba, Kessie o Ansu quedaron para otra ocasión. Viendo el resultado final y la empanada general, siempre a toro pasado, por supuesto, se echó en falta la frescura que podían aportar algunos cambios. Seguro que Xavi lo meditará.
Que el Rayo Vallecano era un rival muy complicado lo sabía el técnico egarense, que ya no pudo imponerse a la idea de Andoni Iraola ni en la jornada inaugural de esta Liga en el Camp Nou (0-0) ni en uno de los partidos del último campeonato (0-1 también en el Estadi culé). No le fue mejor a Ronald Koeman, destituido tras el 1-0 de la última visita a Vallecas. Y ya son cuatro partidos sin ganar al conjunto madrileño.
Que el primer intento fuese de Isi Palazón, a las manos de Ter Stegen, no fue casualidad. Buena presión alta y facilidad para armar disparos en zonas de peligro. Lo comprobó el portero alemán otra vez al cuarto de hora, con una mano salvadora a disparo de Camello tras un error de Pedri, que acusó la inactividad. Y a la tercera llegó el 1-0 de Álvaro, verdugo habitual del Barça, con una disparo cruzado en el 19’ tras otra pérdida del Barça, esta vez de Gavi ante Camello, en zona de peligro. Castigo a una alarmante falta de intensidad colectiva.
Al líder le tocaba reaccionar tras un inicio muy flojo y por fin dio señales de vida pasados los 20 minutos con una contra lanzada por Gavi, con asistencia de Raphinha y mano a mano que Dimitrievski le ganó a Lewandowski tapando su disparo. Seguía el gafe del polaco en el remate.
El arbitraje de un sospechoso habitual como Gil Manzano añadió desconcierto al equipo azulgrana. Su criterio siempre es un misterio. Nada que decir, eso sí, al fuera de juego de Lewandowski tras pase de Pedri en el 40’, ratificado por el VAR, y el 1-1 no subió al marcador. Un centro envenenado de Koundé y un disparo raso desde la frontal de Raphinha tampoco entraron y se acabó la primera parte con una imagen muy gris del Barça.
La segunda parte comenzó con la misma falta de ideas del Barça ante un Rayo mejor organizado, tanto que Fran García robó un balón a De Jong y se plantó solo ante Ter Stegen para lograr el 2-0 con tranquilidad en el 53’. Se confirmaba lo que Xavi ha explicado en alguna ocasión, que no ve a De Jong de mediocentro porque le cuesta girarse cuando recibe de espaldas, es más de conducciones con un pivote al lado. Pero no se atrevió a repetir el experimento de Eric Garcia aunque le salió bien en Elche (0-4)
El líder era un juguete y Xavi buscó soluciones con la entrada de Alba y Ansu Fati por Marcos y Ferran. Pero el doble cambio conllevó una extraña reestructuración táctica, con defensa de tres con Balde por la derecha, Araujo y Koundé más a la izquierda. Raphinha y Alba se colocaron de carrileros. Y lo primero que pasó en ese desbarajuste posicional fue un disparo de Camello tras una indecisión de Koundé que casi se convierte en el 3-0.
Olés en Vallecas
El Barça no reaccionaba y el partido moría entre olés de los aficionados del Rayo en largas posesiones locales. Fue esa humillación lo que tocó el orgullo del líder, un aspirante a campeón que no podía permitirse algo así. El empuje a la desesperada de Kessie y el oportunismo de Lewandowski maquillaron el resultado final ●