El Atleti honra su historia con coraje y corazón
→ El equipo colchonero pudo celebrar su 120 aniversario con una victoria ante un Real Mallorca que le puso las cosas muy complicadas
→ Lo del Atlético y las celebraciones debe ser digno de estudio. En su centenaria vida, el equipo celebró no pocos aniversarios. Y cuando la cosa no salió rana, poco faltó, como sucedió en este partido ante el Real Mallorca que sirvió para festejar los 120 años de vida. Ya le tocaba a los de Simeone poder tener final feliz en días tan especiales. Pero no crean, costó.
El equipo colchonero le dio la vuelta a un partido muy inteligente por parte de un equipo balear que se había convertido en un dolor de muelas para los de Simeone en los últimos duelos (tres victorias seguidas antes de esta cita). Y lo hizo siendo fiel a su historia, con coraje, corazón y buen fútbol. Con fe y sin cesar de intentarlo hasta que lo logró. Con el paréntesis del Camp Nou, por resultado que no por juego, el Atlético volvió a demostrar por qué es el mejor equipo de la segunda vuelta de Laliga. Los de Simeone salieron con ganas de agradar, de unirse a la fiesta de banderas y buena energía. Y lo intentó con varios remates y sensación de peligro en 20 minutos. Hasta ese momento, el Mallorca lo había fiado todo a ordenarse atrás y aguantar. Pero un saque de esquina era prolongado de espuela por Copete, para que Nastasic apareciese en el segundo palo, completamente solo, para empujar el balón a la red. Witsel había perdido la marca del jugador rival y éste marcó uno de los goles más fáciles de su vida.
El Atlético trataba de igualar rápidamente para evitar que el partido se convirtiese en esos encuentros en el que el rival se atrinchera, el ritmo baja muchísimo, los espacios se cierran y las mentes se nublan. Simeone retocaba ligeramente el dibujo, a un 4-4-2 por momentos, con un Hermoso muy adelantado que tenía buena claridad para asociarse y hacer más profundo al equipo.
En los primeros compases, los colchoneros ya habían reclamado una posible mano. No lo era en realidad, pero en este estado de ansiedad permanente por llevar casi un año sin que te piten una pena máxima a favor, se entiende que todo suene a complot. Sobre todo si en casos como el de Busquets de hace unos días en el Camp Nou, resulta que en contra a ti sí que te han pitado la misma acción esta misma temporada.
Y ya decimos que en este clima nervioso, sólo faltaba una broma de mal gusto para acabar la primera mitad. Molina caía en el área y Pulido Santana pitaba penalti. Increíble pero cierto. Pero era demasiado bonito para ser verdad. El VAR avisaba al canario y éste echaba para atrás su decisión porque Copete había tocado balón antes de barrer al lateral colchonero.
Pintaba mal para el Atlético, pero si algo demostró en estos 120 años de vida el equipo colchonero, es que tiene coraje, corazón y fe. Que no ceja nunca. Y gracias a ellos se fue con el marcador equilibrado al descanso. Una pérdida de Maffeo, su único lunar en un partido sobresaliente, derivó en un primer remate de Griezmann en el área, repelido por Rajkovic, un rechazo que recogía el propio francés, que se le iba larga al borde del área pequeña, donde aparecía De Paul para fusilar.
El segundo de los actos arrancaba con la misma línea argumental, con el Atlético en modo ‘acoso y derribo’. Y en este caso, daba rápido con la tecla. Una larga jugada se cerraba con un centro al área de Nahuel, a pierna cambiada, que Morata convertía en oro con un cabezazo académico. Giro de cuello para darle fuerza, desde el punto de penalti, para colocar el balón en la red. Javier Aguirre hacía un triple cambio muy ofensivo, metiendo a Muriqi, Amath y Lee Kang In de una tacada. Y eso metía en problemas al Atlético. El Mallorca rozaba el empate, hasta que en una contra en un saque de esquina a favor del Mallorca, llegaba la sentencia. Un pase de locos de Griezmann casi en su área, para ver la carrera de Carrasco que se marchaba solo contra un Rajkovic, al que batía a lo ‘freestyle’. Amago, pisadita y hacia al lado contrario. Golazo ●