A POR LA SEGUNDA CHAMPIONS
→ El Barça sufrió ante un correoso Chelsea para logar el billete a la gran final de Eindhoven → Aitana se exhibió y fue nombrada MVP mientras que Graham, como en la ida, macó el gol culé Semifinal (vuelta)
FC Barcelona, 1
Paños; Torrejón (Crnogorcevic, 73’), Paredes, Mapi León, Rolfö; Aitana (Geyse, 83’), Walsh (Engen, 60’), Patri; Graham, Oshoala (Salma, 60’)y
Mariona Chelsea FC, 1
Berger; Périsset (Kaneryd, 82’), Mjelde, Eriksson, Carter; Cuthbert, Leupolz, Reiten (James, 75’); Charles, Fleming (Harder, 75’) y Kerr Goles: 1-0, Graham (63’); 1-1, Reiten (67’) Espectadores: 72.262 en el Spotify Camp Nou Árbitra: Esther Staubli (suiza). Amonestó a Reiten (18’) y Cuthbert (90’)
→ El FC Barcelona jugará el 3 de junio en Eindhoven su tercera final de la Champions League femenina consecutiva y la cuarta en cinco años. Le costó sangre, sudor y lágrimas dejar atrás al Chelsea, que fue un más que digno rival tanto en la ida como en la vuelta, pero finalmente tiró de oficio y, por qué no, de galones, para imponerse en la eliminatoria aunque sin estridencias ni el fútbol total al que tienen acostumbrado al espectador y ni siquiera logrando ganar en el Estadi.
Que las azulgrana hubiesen jugado antes tres finales, dos consecutivas, no hacía que una vuelta de semis con un escaso 0-1 a favor de la ida fuese un partido sin nervios. Nadie se acostumbra a esos partidos donde un error te manda a casa y acaba con el trabajo de toda una temporada. Y salió nervioso el Barça, con imprecisiones, con despejes impropios del equipo y abusando de los balones largos a la suerte de Graham u Oshoala. En el bando opuesto Emma Hayes había diseñado un plan de partido que pasaba por hurgar en ese nerviosismo local a base de aguantar con la meta incólume, para dar una estocada en su debido momento.
De tener una ‘9’ letal el equipo de Giráldez podría haber encarrilado el billete a Eindhoven bien pronto, pero a Oshoala le faltó instinto en dos que tuvo dentro del área y, lejos de mirar a puerta, dio un pase a nadie en ambas ocasiones para malgastar la ocasión. La que no falló fue Graham, cómo no, pero la noruega se había ayudado del brazo para controlar y la árbitra suiza anuló el tanto. Al Barça le costó ofrecer su habitual versión apisonadora en el Camp Nou en la primera parte, pero Paños era una espectadora más por lo que la cosa parecía controlada.
La ansiedad fue aumentando y un par de decisiones de la colegiada en faltas en el centro del campo fueron muy protestadas por las azulgrana, que veían como se acercaba el descanso y no lograban ni inquieta r ni apenas llegar al arco inglés. Y así se llegó al entreacto con el casillero azulgrana a cero, como sólo había ocurrido en uno de los cinco precedentes europeos en el Camp Nou, ante el Bayern en la fase de grupos de la presente edición.
El segundo tiempo siguió con el mismo guion. Idéntico, como si no hubiera habido pausa alguna. Giráldez dio quince minutos de gracia para ver si cambiaba algo pero viendo que la tendencia era desfavorable agitó el avispero con la entrada de Engen y Salma en lugar de Oshoala y Walsh. La nigeriana había fallado las pocas que había tenido y el técnico no estaba dispuesto a poner en peligro la final. Con la entrada de la eléctrica extremo aragonesa Mariona pasó al falso nueve.
El Chelsea quiso dar un paso adelante pero subestimó al Barça. Al mejor equipo del mundo no puedes amenazarlo porque te castiga a la que puede. Y así ocurrió. Salida a la contra conducida por Aitana con una maestría imposible de superar. Salma corría a su izquierda y Graham a su derecha, y la ‘14’ azulgrana fue avanzando, paciente, sosegada, confiando en sí misma, hasta que decidió cuál era el instante preciso para soltarla a la noruega, que con su habilidad hizo el resto y remató por debajo de las piernas de Berger para poner el 1-0.
Solo hubo que ver la explosión del banquillo azulgrana para cerciorarse de que realmente había nervios, muchos nervios. Giráldez saltó y lo celebró con la grada como se del tanto en el minuto 90 de la final se tratase.
Se las prometían felices pero en
cuatro minutos Reiten volvió a equilibrar las tornas. Kerr le ganó claramente la espalda a Torrejón, encaró, tiró y Paños salvó, pero el rechace lo cazó Reiten, libre de marca, para fusilar y empatar el encuentro. Las emociones convirtieron la táctica en papel mojado y los más de veinte minutos restantes fueron una montaña rusa de idas y venidas, de intercambios de golpes y de muchos nervios. El Barça se defendió, también amenazó, y finalmente celebró el pitido final como una auténtica inyección de adrenalina. Posiblemente el momento más estruendoso, especial, festivo y emotivo que se recuerde en la corta pero intensa historia de los partidos del femenino en el Camp Nou. El Barça sufrió mucho pero el 3 de junio la marea azulgrana invadirá Eindhoven como lo hizo en Turín, y en Göteborg y en Budapest. La segunda espera. Y no la dejaránescapar ●