Hablemos de valentía

Esto ha ido tarde porque no tuvieron la valentía. Desde hace dos años nos preocupaba lo que no se había hecho en el club”. Palabras del vicepresidente Romeu. Nunca he dudado de la valentía de Laporta. Desafió a Núñez, venció a todo un publicitario como Bassat, se blindó con otros valientes como Rosell, Bartomeu, Soriano, Ingla, Freixa, Vicens, apostó por Guardiola, aguantó una fuerte moción de censura, y hasta se quedó en calzoncillos en un control de seguridad de El Prat. Y ahora Laporta ha encontrado a Romeu, dispuesto a gastar lo que no se tiene, a hipotecar el club, a aplaudir la despedida de Messi y a ovacionar su vuelta dos años más tarde, a finiquitar 120 trabajadores de Barçatv. “Que n’aprenguin”, dice Romeu copiando una frase mítica de su presidente y añadiendo que todo es para mantener al Barça en lo más alto. Hay quien sostiene que la valentía es la capacidad de afrontar lo que se puede imaginar. Que es una emoción, y un reto. Estoy de acuerdo con

Romeu. Rosell o Bartomeu debían haber vendido a Messi, no fueron valientes. Debían haber tirado adelante el Espai Barça, pero Bartomeu se encontró con una pandemia. Pero a veces la valentía se confunde con la locura o la inconsciencia. Y tiene recompensas y también dolor que la memoria no puede olvidar. Oliver fue valiente tomando las riendas del Reus Deportiu, Lehman Brothers y otras grandes entidades americanas apostaron en la burbuja inmobiliaria. Ojalá la valentía de la que hoy habla Romeu tenga el resultado que él se imagina y todos los barcelonistas desean ●