La UEFA pide mayor claridad en la norma de las manos

En los últimos minutos del decisivo Barça-atlético de Sant Jordi, el balón pego en el hombro de Busquets, que estaba de espaldas, y el colegiado no señaló penalti. En el Valladolid-atlético, unas manos atléticas que podían suponer el 3-3 tampoco fueron señalizadas después de que la jugada fuese analizada por el VAR. En el Espanyol-getafe de la misma jornada, en cambio, las manos de Carles Aleñá sí fueron sancionadas como pena máxima a pesar de que el jugador estaba de espaldas. Todo esto, que ha pasado en los últimos diez días, ha sido la comidilla futbolística de toda la temporada. La falta de un criterio claro con las manos sigue siendo la asignatura pendiente de la aplicación del reglamento. No solo en España, también en Europa. La prueba es que en la reunión de la semana pasada en Nyon, la UEFA Football Board, instó a que se clarifique la norma de las manos para la próxima temporada. Aconsejó que no sean manos si antes el balón rebota en otra parte del cuerpo y, menos aún, si el balón no se dirige a gol. Este primer consejo ya vuelve a ser confuso, porque si el balón lleva o no lleva marchamo de gol vuelve a quedar a interpretación del árbitro. Aconsejan, también, que no se muestre tarjeta amarilla si se toca el balón con la mano dentro del área pero, en cambio, invita a sacar la roja si esas manos son voluntarias y deliberadas para impedir un gol. De nuevo, se reúnen los que más saben en la Casa del Fútbol Europeo de Suiza, piden que se aclaren las normas de las manos y ellos son los primeros en seguir instalados en la subjetividad y en el criterio titubeante. En la 2023-24 seguirá habiendo líos ●