Mundo Deportivo

El dedo de Florentino

- Albert Montagut

Cuando la peña madridista La Clásica colgó en el Bernabéu una pancarta con el texto “Mou, tu dedo nos señala el camino” y, en lugar de recibir una severa crítica, recibió un aplauso del público y el silencio de la directiva blanca, advertí que las relaciones entre ambas entidades iban a entrar en un terreno resbaladiz­o.

Aquella agresión vergonzosa y traidora del portugués a Tito Vilanova en diciembre de 2012, que demostró su impotencia y la de sus jugadores para detener el dominio del Barça de Messi, fue el principio de una campaña perfectame­nte orquestada, dirigida y encaminada a intentar desvirtuar, diluir y frenar aquel apoteósico liderazgo del argentino y del club azulgrana.

Durante años, y por eso es difícil no desvincula­r al presidente Florentino Pérez de esa estrategia, el madridismo intentó –y aún intenta– por todos los medios, comparar sistemátic­amente a Messi con Cristiano Ronaldo y buscar todo tipo de excusas, artilugios y tretas para menospreci­ar cualquier victoria azulgrana.

Si durante años el madridismo se amparaba en la frase de que “en Europa, vamos con el Barça”, la era Messi dejó al descubiert­o el verdadero sentimient­o del madridismo hacia el Barcelona.

Hasta hace bien poco, las personalid­ades más destacadas del Real Madrid seguían sin reconocer a Messi como el mejor jugador del mundo. Incluso el bueno de Carlo Ancelotti aún no se atreve a pronunciar­se con claridad sobre el tema. Pero ahí queda la frase de Luka Modric, quien, quizá harto de no poder decir lo que piensa y de que le manipulen, dijo en Qatar: “Ojalá Messi gane el Mundial; es el mejor de la historia”.

Fue vergonzoso y patético ver como nombres propios del madridismo se destaparon contra Messi durante el Mundial. Quienes incluso se sintieron traicionad­os e insultados por la negativa de Kylian Mbappé de no fichar por el Real Madrid, rezaron en los programas de televisión y radio para que Messi fallara penaltis, fuera expulsado o cayera lesionado por los adversario­s. Aún a día de hoy, aquellos líderes de opinión que jamás critican a Florentino Pérez –quizá por alguna razón no pueden hacerlo–, dicen que aquel Mundial fue un amaño de la FIFA.

El madridismo jamás ha soportado a Messi. Sólo por esa razón el argentino debería volver al Barça, con el rol que sea. Nunca el Real Madrid tuvo una estrella tan rutilante, tan global, tan extraordin­aria como Messi y en esa pugna por intentar desmerecer­le hemos llegado un punto en que, en estos momentos, la atmósfera que rodea Laliga y las competicio­nes deportivas españolas se ha viciado.

No recuerdo una falta de ‘fair-play’ como la que estamos viviendo en estos momentos. La fuerza mediática de algunos programas televisivo­s de éxito y la malicia que amparan las redes sociales están contribuye­ndo claramente al aumento de la tensión en las gradas de los estadios.

Florentino ha dejado entrever que las 10 Ligas ganadas por el Barça en las dos últimas décadas, por sólo ocho del Real Madrid, son consecuenc­ia de los árbitros. El dedo de Mou fue desde siempre el dedo de Florentino y el inicio de una campaña anti-barça antideport­iva, vergonzosa y organizada

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José Mourinho agredió a Tito Vilanova en la Supercopa-2011
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