Sensaciones
En el mundo del fútbol se acostumbra a decir que los partidos se deciden por pequeños detalles y que importan mucho las dinámicas de los equipos, y también el estado de ánimo de los jugadores. Este análisis realista y lógico sirve sobre todo para los que están dentro del campo, pero los que estamos fuera nos movemos por sensaciones. Como no tenemos toda la información de los entrenamientos, porque los clubes se han bunkerizado, nos guiamos por estímulos externos que provocan impresiones subjetivas. De esta manera, proyectamos en nuestra mente un deseo basado en la emoción y lejos de la racionalidad.
Por ese motivo, mi percepción antes de la ida de las semifinales de Champions entre el Real Madrid y el Manchester City era que el conjunto de Pep Guardiola sería muy superior. Error. Me dejé llevar y me llevé un desengaño porque no vi el partido que me había imaginado en los días previos. Me decepcionó Erling Braut Haaland en el Santiago Bernabéu y me sorprendió muy positivamente la puesta en escena del equipo de Carlo Ancelotti yelnivelde Vinicius en un partido de estas características.
Y es que con el Real Madrid de por medio no vale de nada lo escrito anteriormente. Es un equipo que se salta estas reglas no escritas del mundo del fútbol y que juega más allá de las sensaciones, de las dinámicas y de los estados de ánimo. Una virtud envidiable que le propulsa en esta competición, como ha quedado demostrado en la última década.
Por eso, para la vuelta en el Etihad Stadium voy a intentar no imaginar nada. Quiero llegar limpio mentalmente y disfrutar sin restricciones del espectáculo de estos dos grandes equipos. Un ejercicio saludable que repetiré con la posible vuelta de Leo Messi al Barça. Que luego llegan las decepciones ●