Sana rivalidad

Primer match-ball para ganar la Liga con el morbo de que pueda producirse en Cornellà. Muchos piensan en devolver el ‘Tamudazo’, episodio célebre en la historia del club blanquiazul. Son bastantes quienes quieren devolver aquella jugarreta, ganando al Espanyol y si es posible, que baje a Segunda. La verdad es que más allá de la pasión, sería bueno considerar que a una ciudad como Barcelona no le conviene dejar de tener al menos dos equipos en Primera. Madrid tiene cuatro y aquí vamos huérfanos de históricos como el Europa o el Sabadell, que durante un tiempo militaron en Primera.

La rivalidad es sana, el odio nocivo. En momentos como éste, duele ver a amigos enfrentándose. Así se pierden tanto las esencias de la amistad como del deporte. Tristemente, el público de los estadios está perdiendo la educación y algunos cracks, como Vinicius, faltan al respeto, mofándose de los rivales. Dada la trascendencia que tiene el fútbol a nivel planetario como espectáculo, sería bueno regresar a la senda de la sana rivalidad. Tal vez no se sea así en el caso de los pericos, pero para los culés el rival es el Madrid. Si me hacen escoger, no tengo la menor duda. Prefiero perder en Cornellà y que el Madrid caiga en Manchester. Soy consciente de que lo correcto es desear la victoria de los tuyos y no la derrota de otros, pero en el caso del Madrid, resulta molesta su soberbia y la condescendencia de unos árbitros que omiten penaltis como el de Carvajal a Haaland o les perdonan numerosas tarjetas. El curso llega a su fin y vienen fuertes emociones ●