Mundo Deportivo

El Inter, finalista de la Champions

→ El cuadro de Inzaghi fue superior al Milan de principio a fin en una eliminator­ia coronada por el talento del argentino Lautaro Martínez

- Dani gil

→ El Inter quiere la eternidad. Sin lugar para la sorpresa, hizo bueno el triunfo en la ida para rematar al Milan en la vuelta y llegar a la final de la Champions: 1-0. En un ejercicio de mucha responsabi­lidad grupal, el cuadro de Inzaghi confirmó su presencia en Estambul tras imponerse de manera autoritari­a en esta eliminator­ia. Lautaro Martínez firmó el gol que devuelve al primer plano a un Inter que sueña con reinar en el continente.

Trece años de espera bien han valido la pena. Recuperado el gen competitiv­o de aquel Inter de Mourinho que fue campeón en el Bernabéu en el 2010, el de ahora espera ya a su contrincan­te. Ni el más optimista hubiera imagino a principios de esta temporada que se iba a reivindica­r de esta forma, mucho menos después de encontrars­e en la fase de grupos al Barcelona y al Bayern.

Era imposible repetir el guion de la semana pasada, desbordado por el caos. El choque de vuelta, mucho más táctico que entonces, condujo a un primer acto sin tanta efervescen­cia. El Milan, siempre a contrarrel­oj, intentó imprimir nervio pero le faltó continuida­d. Sin la chispa de Brahim y con un intermiten­te Leão, el Inter no se vio amenazado porque a su vecino le faltó arrebato.

Fue una noche de compleja gestión para el árbitro Turpin, obligado a soportar las quejas de unos y de otros en cada secuencia del juego. De un remate de Dzeko se pasó a uno de Theo Hernández de larga distancia, como si a cada intento del Inter hubiera respuesta del Milan. En ambos casos sin suerte. Gobernado por la falta de tino, el partido tuvo lo que un derbi acostumbra a tener: emoción, ganas y muchos errores.

La mejor ocasión fue para Leão, que anuló en un duelo aéreo a Darmian para quebrar después a Acerbi. Su remate, demasiado colocado, se fue desviado. Fue vitamina para el Milan. El Inter lamentó al filo del descanso que Mkhitaryan se marchara lesionado. En su lugar entró Brozovic. El cuadro de Inzaghi, casi con todo hecho, pudo enterrar al Milan en un remate de Dzeko que Maignan esquivó como pudo.

El triunfo del Inter se basaba en que pasaran pocas cosas y el choque se fue apagando por falta de noticias. El Milan, descafeina­do,

El triunfo nerazzurri se basaba en que pasaran pocas cosas en la vuelta

no llegó a hilar dos buenas jugadas de manera consecutiv­a y se condenó a vivir con prisas. Y en ese contexto el Inter finiquitó la faena. Lukaku, que ingresó en el segundo tiempo, citó a Lautaro con la historia. El jugador argentino, canchero y rebelde, puso el broche con un remate al primer palo: 1-0.

Fue la sentencia para el Milan, desquiciad­o de inicio a fin. Estambul espera a un equipo que ya ha triunfado, pase lo que pase. Ganar no estaba en sus planes, pero ahora tiene todo el derecho de soñar en grande ●

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Foto: getty Lautaro Martínez marcó y provocó la locura en el giuseppe Meazza
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