El ‘fuego’ del City
La ambición de Pep Guardiola le hizo alertar a la plantilla del acomodamiento, para provocar una reacción con la que el City conquistará su tercer título de liga consecutivo, si gana el domingo al Chelsea
En el Etihad Stadium de Manchester se vio el miércoles a un equipo desatado. Pleno de energía. Agarrado a ella, el City arrasó al Real Madrid y dejó clara su superioridad en la eliminatoria de Champions League. Era lo que pedía Pep Guardiola hace meses. La supremacía del Manchester City, también en la Premier League, camina muy ligada a la exigencia incansable de su entrenador. No se entiende su dominio abrumador, que también está intentando llevar a Europa, sin la evolución permanente en sus tácticas, año a año, y en la constante exigencia de Guardiola en su doctrina hacia sus jugadores, para que no se cansen de ganar. Hace tan solo cuatro meses, cuando el Arsenal le sacaba 9 puntos y los ‘gunners caminaban firmes hacia el título, el técnico catalán lanzó inesperadamente una frase para reactivar a su plantilla: “Necesitamos el fuego del Arsenal”.
Aquella reacción fue un aviso. El perfeccionista exentrenador del Barça, dominador incontestable con el Manchester City del fútbol inglés, con cuatro títulos en cinco años, detectaba relajación y signos de fatiga psicológica en sus jugadores. Corría el mes de enero.
“No veo nada que me guste para el futuro”, argumentó. Aquella advertencia, vista en retrospectiva, fue una premeditada agitación de Guardiola para recuperar la garra de sus jugadores. Quería ir en busca de su verdadero objetivo y también de los ‘citizens’ en esta temporada, el ansiado triplete, para repetir el éxito del Manchester United de 1999, con Alex Ferguson, y pasar a los libros de historia. Ningún otro club inglés lo tiene en su palmarés.
Desde aquel día, el City volvió a ser una máquina de ganar, recuperando una motivación extra.
Si en el mes de enero, que coincidió también con la derrota del City frente al colista Southampton (2-0) en los cuartos de final de la Carabao Cup, el City había mostrado síntomas de cansancio, su reacción posterior ha vuelto a ser un referente de la implacable gestión anímica de Guardiola con el City. Una racha ganadora de 11 partidos, combinada con un desfallecimiento de sus rivales, ha permitido recuperar la desventaja que tenían con los ‘gunners’ de Mikel Arteta y tener ya la opción, el domingo, de conquistar la tercera Premier consecutiva.
Objetivo: marcar una era
Si vencen al Chelsea en el Etihad Stadium, será la quinta Premier que el City gana en seis triunfales temporadas, que se suma ahora a la esperanza de conquistar la Champions League en Estambul el próximo 10 de junio, tras el 4-0 del miércoles en el Etihad. Y además se verá con el United, en la lucha por el título de la FA Cup, para intentar consumar el dificilísimo triplete. Máxima exigencia y presión para el verdadero desafío de poder marcar una era.
Durante estos últimos meses de transición, donde el City pasó del desfallecimiento anímico a la motivación, por la mente de sus jugadores han pasado muchas de las situaciones vividas, que han animado a la voluntad del desquite. Dolió mucho la semifinal del año pasado ante el Real Madrid, pero también y especialmente la derrota ante el Chelsea en la final de la Champions League de 2021. O igualmente aquellas ocasiones en las que el City se quedó corto en sus resultados, como los cuartos de final de 2018/19, frente al Tottenham Hotspur, que les eliminó inesperadamente. Un golpe bajo que dolió más cuando el VAR anuló un gol de Sterling.
Aunque muy ganador, el grupo que dirige Guardiola se ha ido fortaleciendo a golpes, especialmente los europeos, alavezqueel entrenador, siempre insatisfecho, introducía novedades tácticas y algunos fichajes para mejorarlo, como los de Aké y Akanji en defensa,olosde Grealish y Haaland en ataque. Con ellos, el City se ha hecho más duro y más fuerte, especialmente en el Etihad, donde se siente intratable. Pero no se entendería su ambiciosa situación actual sin las lágrimas que derramaron en anteriores situaciones en Europa, donde no ha podido reinar aún, y donde presumiblemente partía, por su calidad, con ventaja.
En los años de su dominio incontestable, que muchos justifican en su gran inversión económica, le ayudó la competencia con el Liverpool de Jurgen Klopp, el único club que consiguió tumbar al equipo de Guardiola y arrebatarle la Premier del 2020. Pero, además de ganar partidos, por el camino ha dejado también un legado de excelente fútbol y tácticas innovadoras para ser el protagonista de los partidos, de inicio a fin. Esa aportación ya está en la conquista del City, aunque le quede aún lo más difícil, coronarse en Europa.
Por el lado oscuro, el City todavía está en el proceso de defenderse de los cargos de presunta violación de las reglas de juego limpio financiero de la Premier League, que pesa sobre su propiedad, el Abu Dhabi United Group, desde 2008. Un punto negro que también le duele, aunque nada tiene que ver con el fútbol que se ve en el campo, engrandecido por el estilo atacante implantado por Guardiola. Y la realidad es que el Manchester City vuelve a tener la ambición, que demandaba su entrenador para brillar en todos su frentes. Es probable que supere los 90 puntos esta temporada. Si lo logra, habrá obtenido cuatro de las siete mejores puntuaciones de la Premier League, un logro muy difícil de igualar.
Si el fútbol es siempre cíclico, este periodo le pertenece sin discusión, y lo que está tratando Guardiola es de perpetuar ese dominio para hacerse inolvidable. En el Etihad jugó con el ansia acumulada de revancha, impulsado por el ‘fuego’ anímico de saber que está ante la gran oportunidad de hacer historia como uno de los mejores equipos europeos ●