Mundo Deportivo

Trámite en sevilla

→ Un doblete de Rodrygo sirvió para remontar a un Sevilla más centrado en la final de la Europa League

- Mario Calderón

→ Victoria del Real Madrid (1-2) en Sevilla ante el Sánchez Pizjuán en un partido que, por motivos bien distintos, tenía a los jugadores pensando en el futuro más que en el presente. Los locales, con la cabeza puesta en la final de la Europa League y los visitantes, en el final de la temporada. Aún así, ofrecieron a la grada un buen partido en el que un gol tempranero de Rafa Mir no pudo con Rodrygo Goes y su doblete que le confirman como el mejor jugador merengue de este tramo final tan falto de emoción.

Nada que perder... ni que ganar

Muy difícil la situación actual para el Real Madrid. Difícil y poco habitual. Acostumbra­do a competir, el equipo vive ahora el mayor de sus castigos que es el de no tega ner nada que perder ni que ganar, por lo que cuesta que nazca la tensión en los jugadores. De nada sirvió que Ancelotti supliera las bajas de Vinicius y Benzema con un once muy titular dando entrada a Ceballos con Rodrygo de

‘9’ porque, antes del mi- nuto 3, Rafa Mir ya había adelantado al Sevilla.

Lo hizo en el primer ataque de los de Mendilíbar que, después de un rechace a un disparo de Bryan Gil, supieron poner el 1-0 en el marcador con un buen remate del delantero español. Interior del pie derecho y para dentro. En ese momento el Real Madrid no sintió nada. Ni frío ni calor. Los jugadores se llevaron los brazos en jarra a la cintura, resoplaron y miraron al cronómetro; todavía quedaba un mundo pero más que como una posibilida­d para remontar, eso lo veían como una condena.

Se pusieron, eso sí, algo más serios y comenzaron a llegar con peligro a la portería de Bono en la que Rodrygo primero avisó con un fallo inusual en él y luego sorprendió con un lanzamient­o de falta para hacer el empate. Golpeo seco y a media altura del brasileño y 1-1 con el que se llegó al tiempo de descanso.

Rodrygo no está de vacaciones

Ya en la segunda mitad, el Real Madrid salió con algo más de nervio y de nuevo Rodrygo tuvo una clara ocasión en sus botas confirmar la remontada. La mandó alta.

El Sevilla, todo esto, evidenció que estaba jugando dos partidos: el del Madrid y el de la final de la

Europa League de la semana que viene contra la Roma por lo que nadie quiso arriesgar en un solo balón dividido.

Con ese caldo de cultivo, la segunda parte fue tranquila y sin demasiados sobresalto­s. Mendilíbar, con sus cambios, protegió a hombres como Rakitic o Bryan Gil y Ancelotti, con los suyos, trató de dar energía a su equipo. Camavinsus­tituyó al lesionado Valverde y Álvaro tuvo media hora larga para destacar.

El protagonis­mo, sin embargo, se lo siguió quedando Rodrygo que con una gran jugada de esas que parecen fáciles a la vista pero difíciles a la práctica, firmó el 1-2. Conducción, dos recortes y pase a la red. Impecable. Demostró que él todavía no se ha ido de vacaciones.

Al partido, después de aquello, tan solo le quedaría un último episodio en el que se verían envueltos Ceballos, como víctima, y Acuña como infractor de una falta que pareció más dura en el directo que en la repetición de las imágenes pero que igualmente le costó la expulsión.

Eso hizo que los últimos minutos fueran un poco más calientes con la condición de que Ceballos, bético declarado, no era bienvenido en el estadio hispalense.

Y así se cerró un partido que no tuvo más historia. El Sánchez Pizjuán despidió con cánticos y gritos de ánimo al equipo en el último partido como local del curso esperando volver a verles en la celebració­n de lo que sería la séptima Europa League que buscarán en Budapest este miércoles ●

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Foto: EFE Rodrygo firmó un doblete en el Sánchez Pizjuán con un gol de falta y otro de jugada individual

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