Objetivo: Nápoles
El Barça ha dejado de poner las luces largas. El objetivo es el Nápoles, la semana que viene. Los futbolistas no acaban de motivarse ante el Granada y esperan la Champions para dar un giro a una mala temporada. La competición europea es la única que mantiene el hambre en unos jugadores que han perdido interés en la Liga, aunque deben luchar para instalarse en el segundo puesto que da acceso a la Supercopa del año que viene. Dentro del vestuario hay diferentes formas de vivir la temporada. Los jóvenes alientan la ilusión y el futuro; algunos veteranos la experiencia y también hay quienes no están al nivel esperado a estas alturas del campeonato.
LOS MALOS RESULTADOS NO SON OBRA DE
un par de errores puntuales. Existe una dinámica que acompaña a este equipo, muy penalizado, de la que cuesta salir primero psicológicamente y después deportivamente. Las culpas están repartidas. No se puede señalar con un solo dedo cuando el equipo está a diez puntos del Madrid, eliminado de la Copa y con la derrota de la Supercopa ante el Real. El Barça se lo está jugando todo ahora a la Champions, en la doble vía del Nápoles y quedar en segunda posición en la Liga o asegurar estar entre los cuatro primeros. Los objetivos han ido variando a fuerza de golpes.
MIENTRAS SE TRATA DE AGRUPAR AL
barcelonismo en torno a la Champions y la eliminatoria frente al Nápoles como un reto a corto plazo, el club busca nuevo entrenador para junio. Ya se ha decidido el apoyo a Xavi hasta final de temporada. Es la postura más lógica si no se visualiza un recambio que pueda garantizar un cambio victorioso. El actual técnico no va a bajar los brazos y la Champions es lo que más motiva a un grupo necesitado de reivindicación y algo hastiado de la Liga que ya conquistó el año pasado y que se le ha resistido en exceso esta campaña. Vencer al Nápoles es el mejor ejercicio de confianza que puede tener un equipo cuyo vídeo en el campeonato parece estar tomado a cámara lenta. El Barça debe recuperar trozos de intensidad, defensa, presión y capacidad de dominio e intimidación que ha ido perdiendo conforme el marcador ha sido esquivo ●