Los canapés, mal asunto
Tras el empate con el Granada, el presidente Laporta entró en el antepalco y, por un golpe de ira, hizo volar por los aires una bandeja de canapés. Así lo contó ‘Catalunya Ràdio’ a los pocos minutos. Con las horas se supo que lo que quedó esparcido por el suelo, en la zona cero del Barça, fueron rollitos de primavera. Una mala manera de empezar el Nuevo Año Chino. En cualquier caso, en el Barça sabemos que cuando hay lío de canapés, mal asunto. Estos días en que TV3 está emitiendo ‘Núñez’, el desenfocadísimo documental, recordamos el episodio traumático del despido de Johan Cruyff .Ahí se recupera ese fragmento de la rueda de prensa de Núñez donde, para demostrar, que había hecho lo imposible para que las relaciones con el entrenador fueran por el cauce correcto, incluso le había invitado a su casa, a comer “unos pequeños sandwiches –léase sangus– y unas cervezas”. El mal rollo entre ambos terminó en guerra, de la que hoy todavía hay réplicas que sacuden el barcelonismo.
Ahora, el berrinche va de rollitos primavera. El mal café presidencial, tras el 3-3 que aleja al Barça del título, tiene sentido. Laporta, valiente y decidido, no debe entender por qué, en lo deportivo, se ha equivocado en las dos cuestiones más importantes: empaquetar a Messi y no hacer nunca con los entrenadores lo que él creía que debía hacer. Se quedó con Koeman cuando le quería fuera, fichó a Xavi pensando que era un inexperto y se lo queda hasta final de temporada porque Xavi es una leyenda.
Ninguna de las tres afirmaciones es del columnista. Las tres son frases de Laporta. En un comedor privado de Via Veneto, le espetó a Koeman que si no encontraba un entrenador en quince días, seguiría él. De Xavi dijo, en campaña electoral, que estaba verde para ser entrenador del Barça. Y, ahora, soltó en ‘RAC1’ que solo le concedía seguir hasta el final por ser Xavi, cualquier otro ya estaría fuera. Es decir, los nervios del presidente se entienden, también o básicamente, porque se ha equivocado las tres veces actuando en contra de su criterio. O, en el club de la improvisación, actuando contra su intuición. Y, cuando eres el máximo responsable, y cuando hace más de dos años no tienes ni quieres un CEO a quien echarle las culpas, y cuando te das cuenta que todo te ha salido mal, el arrebato del antepalco es comprensible.
El lunes, ‘Catalunya Ràdio’ ahondó en los detalles. Según Laia Tudel, Laporta entró caliente y tiró la bandeja porque dos socios, en Montjuïc, le increparon desde fuera del palco y el presidente consideró que la seguridad del club no lo había impedido. Si es así, que se las tenga con Alejandro Echevarría. Él eligió, a dedo, la nueva empresa de seguridad del Barça cuando el máximo responsable, el comisario Ferran
López (el capo de los Mossos que había fichado como alto ejecutivo responsable de la materia) tenía otra idea basada en un criterio profesional. Al ver el percal, Ferran López dimitió. Fue de los primeros, de muchos, en salir por piernas.
Mientras, Alejandro sigue ahí. Como dijo Laporta en ‘RAC1’, sin ser directivo, ni ser ejecutivo y sin cobrar. Está grabado ●