Mundo Deportivo

Brutal milagro del Espanyol en Ipurua

→ Remontó un 2-0 a favor del Eibar con goles de Braithwait­e y los agónicos de Salvi y Lazo en el descuento para colocarse segundo en la tabla

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el primer aviso lo dio el Espanyol con un chut mordido de Jofre (18’). Fue un espejismo porque el equipo perico desapareci­ó, regalando el balón a un once armero que se creció, buscando la meta de Pacheco con criterio y peligro. En el 27’ Soriano, una pesadilla para los catalanes, habilitó a Stoichkov, quien se sacó un gran disparo que salió acariciand­o el palo. Jugaban con fuego los pericos y acabaron quemándose, cómo no.

En el 34’ Bautista mereció el gol con un buen cabezazo, pero el delantero armero ya no falló cinco minutos después. Pere Milla perdió un balón, Soriano se fue como una bala y habilitó a Bautista, que aprovechó un enorme hueco en el centro de la retaguardi­a perica para batir a Pacheco. Bofetón de aúpa. El Eibar se fue al descanso ganando, justo premio.

En la reanudació­n el cuadro de Ramis metió una marcha más. Dio un paso adelante, tuvo el balón y encaró con mayor descaro. En ese escenario, Jofre tuvo una gran ocasión para poner el 1-1, previa exquisita asistencia de Pere Milla, pero el control del canterano no fue bueno. El duelo se volvió a equilibrar aunque el Eibar contempori­zaba, gestionand­o bien su ventaja ante un Espanyol que quería pero no podía. Y justo cuando más se estiraba el equipo de Ramis, nuevo revolcón por culpa de un error individual grosero. En el 65’, Braithwait­e perdió un balón en una zona muy peligrosa y Nolaskoain batió a Pacheco con un chut letal, que tocó primero el palo. El 2-0, una losa tremenda.

El Espanyol quedó noqueado con el nuevo gol y le costó volver a entrar, lo que casi aprovechó el Eibar para hacer el tercero con un disparo de Pereira que desbarató una mano milagrosa de Pacheco.

Ramis movió el banquillo y uno de los que entró propició el gol de los catalanes. En el 75’ Salvi se internó en modo vendaval y fue atropellad­o. Penalti de libro que transformó Braithwait­e para poner el 2-1 y pimienta en la recta final. Con más de 20 minutos por delante, los pericos creían en la remontada. A contrarrel­oj, como siempre, tras haber regalado la primera parte. Pero todavía faltaba mucha tela por cortar, todavía quedaba tiempo para el milagro, para una gesta que acabó consumándo­se. Y todo en un descuento brutal que tardará mucho tiempo en olvidar el espanyolis­mo.

En el 97’ un centro chut de Salvi acabó colándose en la portería armera, con la colaboraci­ón de un Keita Balde que no llegó a tocar el esférico pero despistó al meta. Cayó el 2-2 y el equipo de Ramis, volcado con todo, creía en el milagro.

Y en el último suspiro, cuando todo el mundo pensaba que el duelo iba a acabar con empate, el delirio. Caía el minuto 99’ y Gastón Valles, uno de los últimos cambios de Ramis, se fue con el alma y puso un centro preciso que remató Lazo, certifican­do el triunfo. Locura total, una piña brutal de todos los jugadores celebrando la brutal y agónica remontada, el valioso triunfo de un Espanyol que, por fin, dio una alegría a su afición. La euforia no debe tapar que los pericos hicieron un mal encuentro ●

 ?? FOTO: ESPANYOL/CARLOS MIRA ?? Los jugadores del Espanyol, celebrando desatados en el vestuario el agónico e importante triunfo logrado ante el Eibar
FOTO: ESPANYOL/CARLOS MIRA Los jugadores del Espanyol, celebrando desatados en el vestuario el agónico e importante triunfo logrado ante el Eibar

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