La Copa va por ti, Raquel

El Valencia dedicó su primer título a Carrera, lesionada de gravedad en cuartos

→ El jueves el Valencia Basket debutaba en la Copa de la Reina ante IDK Euskotren. El equipo iba ganando cómodamente, pero las jugadoras enfilaron el túnel de vestuarios con el rostro serio. ¿El motivo? La cara más amarga del deporte: una lesión había obligado a la pívot Raquel Carrera a abandonar la pista en camilla antes del descanso. El pabellón quedó mudo. Parecía imposible que la gallega, esa que todo lo pelea sonriente y que todo lo resiste paciente, estuviera fuera de combate. Tras el descanso salió al banquillo a apoyar a sus compañeras. Las lágrimas seguían rodando por su cara al ser consciente de que se perdía lo que restaba de temporada y los Juegos Olímpicos de París. No estaba sobre el parqué, pero dejó claro que de ese pabellón no la apartaba ni una lesión.

Le tocó a la capitana del equipo,

Queralt Casas, salir a rueda de prensa tras ese encuentro. Sentada junto al técnico Rubén Burgos, no pudo contener las lágrimas al escucharle. “Lo más importante siempre son las personas y hoy lo más importante es Raquel, es lo que tenemos ahora mismo en la cabeza. Ha demostrado una entereza tremenda quedándose en el banquillo a apoyar al equipo”, dijo Burgos.

Un día después el club confirmó la gravedad de la lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. “Cuando acabó ese partido el vestuario estaba destrozado. Le dije a Raquel: que sepas que esta copa la vamos a ganar y la vas a levantar tú”, recuerda Casas.

Levantarse después de caer

Dice Alba Torrens que a veces el éxito se trata de “levantarse después de caer”. Lo sabe bien la mallorquina.

Al rato de lesionarse la pívot gallega estaba en el banquillo animando a su equipo

Carrera tiene los mismos años (22) que tenía la balear cuando, estando en Galatasaray (Turquía), se hizo exactamente la misma lesión. En la misma rodilla. Su compañera de equipo destaca su coraje y su capacidad de anteponer el apoyo al equipo en una situación tan delicada: “Hay que darle mucho valor a lo que ha hecho Raquel, porque en un momento muy complicado para ella ha estado con el equipo. Y no sé lo que está pasando por dentro, pero la decisión de quedarse aquí, de chocarnos la mano en la rueda de entrada en cada momento, de estar en el banquillo apoyando... dice mucho de ella. La hace grande como jugadora, pero más grande aún como persona”, dice Torrens.

Tras apear a Estudiantes, el Valencia se plantó en la final ante la defensora del título, Casademont Zaragoza. Y si alguien fue determinante en la victoria del Valencia en la final fue sin duda Leticia Romero, MVP con 19 puntos, que tenía claro que esta Copa llevaba un nombre: “Raquel, sin duda. Para nosotras es un pilar y una pieza súper importante y desde que le pasó lo que le pasó teníamos claro que esta Copa va por ella”.

A la sexta va la vencida

Las jugadoras de Valencia consiguieron su objetivo: alzarse con el título. El primero de la historia del club en su sexta participación. En la esquina, con muletas, estaba Raquel Carrera. Celebrándolo. “Raquel es de esas personas que pese a estar hundida es ella la que te anima a ti”, destaca Casas.

La capitana, la jugadora de la plantilla que más temporadas lleva en el club (5), ansiaba conseguir el trofeo. Y por encima de eso, deseaba cumplir su promesa. En el momento de alzar la Copa, la catalana cedió el testigo a Carrera. La pívot apartó las muletas, recibió la copa y la balanceó a un lado, a otro lado, y la alzó al cielo ●