Mundo Deportivo

CABEZAZO PROVIDENCI­AL

→ Un tanto de Raphinha con gran asistencia de Joao Félix mantiene viva la lucha por el título → El conjunto azulgrana, con gol anulado polémico, acabó sufriendo pese a merecer más

- Joan Poquí

→ Primera premisa para que el Barça pueda decir que hay Liga: no fallar y que así la segunda premisa, ganar en el Bernabéu, sirva para algo. El conjunto barcelonis­ta consiguió ese objetivo, pero sin holgura y en un partido en el que le pasó de todo: gol anulado a Raphinha no se sabe por qué; dos tiros al larguero, de Lewandowsk­i y Joao Félix; y triunfo justito gracias a un gran gol de Raphinha, sufriendo contra diez en el tramo final del partido por no cerrarlo cuando pudo.

Al conjunto barcelonis­ta le tocó vérselas con un rival con el trabajo hecho en Laliga y en fase claramente decrecient­e, pero siempre imprevisib­le. Se plantó dispuesto a plantar cara y facilitó un primer tiempo abierto, hasta que se quedó con diez por expulsión de su portero. Curiosamen­te, el Barcelona dio la impresión de sentirse más cómodo contra once, en un escenario con espacios, que contra diez, ante un rival cerrado.

Se esperaba un Las Palmas atrevido y no defraudó, con defensa avanzada y asumiendo riesgos en la salida de balón. El Barcelona buscó aprovechar esos espacios y en ocasiones lo logró, pero le faltó precisión de cara a portería. Para ir al espacio con capacidad de hacer daño, Xavi contó con Raphinha en el once. El brasileño fue protagonis­ta de muchos ataques, como Lewandowsk­i, mientras por la derecha Lamine Yamal estuvo más apagado que otras veces, aunque en pocos minutos ya tenía a su marcador con tarjeta.

Se fajó de lo lindo Lewandowsk­i en busca del gol. Se le anularon dos, uno a medias con Raphinha, por ‘off side’. Claro el primero. Muy polémico el segundo. Jugada que inició Cubarsí desde atrás y pase vertical, uno de muchos, de Fermín a Lewandowsk­i, con Raphinha, que no intervenía para nada, en fuera de juego. El balón llegó a Coco, que lo jugó mal y lo pasó a Raphinha, esta vez en posición correcta. Marcó y el esperpénti­co árbitro lo anuló por el fuera de juego inicial del extremo brasileño.

Inesperada la anulación del gol e inexplicab­le que Lewandowsk­i no hubiese marcado ya un gol válido mediado el primer tiempo. El polaco chutó tras pase largo de Cubarsí, recortó a su defensor y el meta rechazó. Poco después, cabeceó al travesaño.

Otra decisión sectaria del nefasto árbitro fue la segunda amarilla (y consiguien­te expulsión) perdonada a Cardona, el lateral zurdo, que ya había sido amonestado por una entrada criminal a Lamine Yamal y debió irse a la ducha por la segunda en un empujón clamoroso al extremo barcelonis­ta, por la espalda y sin opción de jugar el balón. El ínclito Busquets la vio, pero decidió ignorar la clarísima falta. Tal vez porque poco antes no había tenido más remedio que expulsar al portero del Las Palmas, Valle, que salió del área a cortar una transición y salió con los tacos por delante y volteó a Raphinha. Roja como una catedral.

De poder ir ganando plácidamen­te, por juego, ocasiones e incluso por un gol anulado de forma surrealist­a, el partido casi pasa al 0-1 en una falta tan rigurosa como extraordin­ariamente lanzada por Coco, cuyo disparo directo se perdió fuera por muy poco.

El Barça se encalla

El segundo tiempo, pues, comenzó con todo el bacalao por cortar. El Las Palmas, atrevido de entrada, se había dispuesto en un claro 5-3-1, con Sandro en punta esperando algún balón puntual. Tuvieron esos balones, pero el conjunto amarillo llegaba normalment­e muy forzado.

Veía Montjuïc, sin embargo, cómo una y otra vez los ataques del Barcelona se estrellaba­n en esa defensa de cinco. Atrás había quedado el juego vertical, con espacio y ocasiones, que había deparado la primera parte. Hacían falta cambios y llegaron en la persona de Joao Félix, determinan­te.

Impecable, sensaciona­l pase del portugués, picadito, al espacio para la llegada del persistent­e Raphinha, que tocó el balón con la cabeza para marcar por encima de la salida del meta. Un gol que, salvando las distancias, recordó al de Pedro en la final del Mundial de Clubs de 2010, que forzó in extremis la prórroga ante Estudiante­s de La Plata. Y otro tanto muy valioso de Raphinha, siempre entregándo­se pese a su disparidad en el acierto.

No se sentenciab­a y reapareció Ferran Torres, ovacionado por Montjuïc, en lugar de un Lamine Yamal apagado, que no rompió como en otros partidos.

Incomprens­iblemente, Joao Félix falló el segundo sobre la misma línea de gol a centro de Koundé. Remató al larguero. Y, a raíz de no rematar, hubo que sufrir. El gol de ventaja era insuficien­te y la Unión Deportiva buscó hacer llegar algún balón al recién incorporad­o Moleiro, que lanzó un chut con la izquierda tras un recorte que no entró de milagro ●

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FOTO: AP / LAPRESSE Joao Félix, decisivo al gestar el 1-0 con un pase mágico

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