El cambio no era Lamine
Los que quieran buscar una coartada para el 1-4 de PSG en Montjuïc tienen fácil recurrir a la roja directa de Araujo con 1-0 en el marcador y 4-2 en la eliminatoria a favor del Barça. Pero no se puede ocultar que el equipo de Luis Enrique ya estaba siendo superior pese al gol de Raphinha en la primera llegada azulgrana y a una ocasión de Lewandowski.
Entiendo que tras la expulsión de Araujo el elegido por Xavi para que entrara Iñigo Martínez fuese Lamine Yamal. Fue lógico porque Raphinha llevaba ya tres goles en la eliminatoria, estaba en racha y era más fácil sentar al niño de 16 años. Pero con una reflexión más profunda, Lamine debería haberse quedado porque era el único que podía crear peligro con jugadas individuales, aguantando el balón, encarando. Y eso era lo que necesitaba el Barça con uno menos: demostrar al PSG que podía llegar a su área para que no estuviera seguro. Sin intimidar arriba, no había nada que hacer. La desgracia, además, es que Barcola , el jugador que más peligro creaba, encontró a Dembélé para que lograra el 1-1 antes del descanso. Lo dicho: resistir no sólo pasaba por defender, también había que asustar en ataque. Pero el Barça no daba dos pases seguidos. Y además se dieron facilidades defensivas en el 1-2 de Vitinha en un córner mal defendido porque no salió nadie a la frontal y en el 1-3 por un error de cálculo de Cancelo al cometer un penalti a Dembélé que transformó Mbappé. Tampoco creo que el cambio de Pedri fuese Ferran sino Fermín. El Barça creó ocasiones para llegar a la prórroga, pero Mbappé sentenció con fortuna ●