Mundo Deportivo

Borrando la era negra del atletismo

El lituano Mykolas Alekna, 21 años, hijo de una leyenda atlética, ha barrido de las listas el récord mundial de disco, el más antiguo de los masculinos (1986), herencia de una era en que el dopaje distorsion­ó la realidad

- Joan Justribó

Hubo un tiempo en que el dopaje era algo más, mucho más, que la sospecha persistent­e hoy en día sobre algunos tramposos. Los años 80 del pasado siglo vivieron una peligrosa convergenc­ia: anabolizan­tes de moda, métodos de detección cuatro escalones por debajo de la medicina ‘tramposa’ que ayudaba a esquivar los controles, y la consolidac­ión de un ‘dopaje de estado’ que arruinó la reputación de países ya desapareci­dos como la República Democrátic­a de Alemania o la URSS, pero no sus títulos y marcas, que siguen reconocida­s como legales hasta hoy. Tanto que cuatro décadas después varias plusmarcas de aquella era negra siguen vigentes.

La más vieja de todas ellas en el atletismo masculino fue al fin superada el pasado domingo en Ramona, Oklahoma. Mykolas Alekna, un lituano de solo 21 años, batió, con un tiro de 74,35 metros, el récord mundial de lanzamient­o de disco que poseía desde hacía casi 38 años (6 de junio de 1986) una de aquellas moles sospechosa­s de la RDA, Jurgen Schult, con 74,08 metros. Sobre Schult, varios testimonio­s afirmaron en ‘Der Spiegel’ años más tarde que era habitual consumidor de Turinabol, un potente anabolizan­te, pero no dio positivo. Ahora, el récord masculino más antiguo es el de martillo de Yuri Sedykh (1986), y el más viejo de todos es femenino, el de la entonces checoslova­ca Jarmila Kratochvil­ova en los 800 metros, que data de 1983.

Mykolas Alekna es enorme, 1,94 y 110 kilos, pero de ningún modo el más potente o masivo de los lanzadores actuales, aunque sí el más rápido, un factor clave en su éxito. Incluso su padre, Virgilius Alekna, el mejor discóbolo del mundo hace un cuarto de siglo, doble campeón olímpico y mundial, pesaba 20 kilos más antes de retirarse y ejercer de guardaespa­ldas, hace unos años, del presidente de Lituania. Para su hijo, Virgilius eligió una escuela educativa y deportiva muy diferente a la suya: la americana. Mykolas Alekna estudia Psicología en la Universida­d de California, en Berkeley, donde trabaja a las órdenes de un técnico, Mo Saatara, que prima la técnica por encima de la fuerza como vía para desarrolla­r el factor que hace diferente al nuevo recordman mundial; su explosivid­ad y velocidad. “Podría hacer más pesas, ser más potente, pero ¿sirve tanto eso para lanzar un disco que pesa solo dos kilos? Lo que le hace diferente es el ritmo, conseguir la velocidad para maximizar su fuerza”.

De este modo, el ‘nuevo’ Alekna, menos robótico, menos potente pero más rápido que su padre, ha conseguido saltarse la ley del disco, que hasta ahora primaba a lanzadores más veteranos, más maduros y más fuertes. Fue ya el campeón europeo más joven con solo 19 años y el medallista mundial, al año siguiente, más joven de todos los tiempos. Ahora está preparado para el oro olímpico. “Es mi sueño, para seguir con la tradición familiar”, dice el discóbolo de moda ●

Mykolas es menos potente pero más rápido y explosivo que los discóbolos tradiciona­les

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 ?? FOTOS: GETTY ?? Mykolas Alekna, lituano formado en EE.UU. e hijo de un doble campeón olímpico, batió el pasado domingo el récord mundial de disco, el más antiguo del programa masculino, que permanecía intacto desde 1986 y en poder de Jurgen Schult, un atleta de la RDA con un pasado limpio de sanciones pero lleno de sospechas
FOTOS: GETTY Mykolas Alekna, lituano formado en EE.UU. e hijo de un doble campeón olímpico, batió el pasado domingo el récord mundial de disco, el más antiguo del programa masculino, que permanecía intacto desde 1986 y en poder de Jurgen Schult, un atleta de la RDA con un pasado limpio de sanciones pero lleno de sospechas
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