Intromisiones hostiles
La CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), creada en la posguerra a partir de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, a imagen y semejanza de la SOE británica), en su enfrentamiento con la influencia soviética y el KGB ha llevado a cabo desde sus orígenes una política de intromisión en los asuntos internos de otros países que ha sobrepasado con creces sus funciones meramente de captación y análisis de la información. Sus deseos de vencer en la Guerra Fría la llevaron incluso a diseñar acciones encubiertas claramente hostiles sin la autorización del Congreso y el Senado de su país. Por citar unos ejemplos, organizó operaciones paramilitares en Tíbet, capturó y ejecutó a Ernesto Che Guevara en Bolivia en 1967 y, tres años antes, sus lanchas no andaban lejos de la zona en la que supuestamente patrulleras nordvietnamitas atacaron a un destructor estadounidense en un célebre incidente que inició la implicación militar de EE. UU. en Vietnam. Como tampoco lo estaban cuando armaron a Pakistan contra India en los años sesenta, crearon los “luchadores por la libertad” contra Afganistán y en la posterior invasión de la URSS. Sembraron vientos que hoy se han convertido ya en tempestades. La CIA fue creada el 18 de septiembre de 1946 por Harry S. Truman, el entonces presidente de EE. UU.