El temible mariscal
Considerado por muchos como el más capaz de los generales alemanes, el mariscal Erich von Manstein, huérfano de origen polaco e hijo adoptivo de su tío carnal, participó como oficial en las sangrientas batallas de Verdún y el Somme, durante la Prime- ra Guerra Mundial. Tras pasar por diversos nombramientos de plana mayor durante la posguerra, en 1939 fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Grupo de Ejército A, que actuó, bajo el mando de Von Rundstedt, en la campaña de Polonia.
Su pensamiento táctico y es- tratégico, que combinaba las ideas más avanzadas sobre maniobra con una comprensión innata de los más nimios detalles técnicos y una intensa capacidad de liderazgo, lo hicieron ser considerado por los analistas militares como el principal y más temible oponente de los aliados. La primera manifestación de su talento se hizo evidente con el plan de invasión de Francia de 1940, en el que siguió el esquema principal diseñado en 1914 por Von Schliefen, atravesando Bélgica y los Países Bajos para girar luego hacia el sudoeste en dirección a París. La variante que introdujo, sin embargo, se mostró decisiva: el empuje principal se realizaría, de forma absolutamente imprevisible, a través de las Ardenas, una zona densamente boscosa y montañosa de Bélgica, considerada impenetrable para las fuerzas motorizadas. Su plan irritó a sus superiores, así que, saltándose la cadena de mando, lo presentó al mismo Hitler, que se mostró entusiasmado y obligó a que se adoptara, para fortuna de la Wehrmacht: Francia cayó en siete semanas y las fuerzas británicas expedicionarias, embolsadas en Dunkerque, apenas consiguieron escapar del continente.
En el frente oriental, Von Manstein logró dos grandes éxitos estratégicos, esta vez al mando directo de sendos cuerpos acorazados: la irrupción en