Luchador
noculares con los que observaba el campo de batalla. Su parche se convertiría en la característica más reconocible de su imagen.
El héroe del Sinaí. Tras la declaración de independencia de Israel en 1948, Moshe Dayan participó en las guerras inmediatas contra sus vecinos árabes: venció a los sirios en Degania y capturó Karatiya, alcanzando el grado de teniente coronel y jefe de la Brigada de Jerusalén. Fue, sin embargo, su destacada participación en la primera campaña del Sinaí, en 1956, la que le hizo famoso como un jefe militar de gran categoría, al dirigirla como una guerra relámpago aún más rápida que las de Rommel y Von Manstein: consciente de que los egipcios serían más propensos al desánimo y la desorganización, hizo que sus fuerzas ocuparan velozmente los cruces de carretera y los pasos estratégicos en la retaguardia enemiga, lo que causó, como había calculado, el rápido hundimiento y la desbandada del ejército egipcio.
Algo muy parecido sucedió en la siguiente campaña del Sinaí, la Guerra de los Seis Días de 1967; siendo ya entonces ministro de Defensa, prácticamente repitió las mismas maniobras con idénticos resultados. Su estrella declinó en 1973, cuando la ofensiva egipcia durante el Yom Kippur sorprendió a las fuerzas israelíes. Aunque el resultado final se inclinó del lado israelí, Dayan dimitió de su cargo.
Como líder militar, nunca buscó la destrucción total del enemigo, ni siquiera causarle bajas excesivas, lo que siempre sirvió para facilitar los posteriores acuerdos de paz. Su perspicacia diplomática quedó evidenciada también en 1977, cuando, como ministro de Asuntos Exteriores, participó en las negociaciones con Egipto que dieron como resultado la paz más duradera habida nunca entre ambos países.