También invadieron Egipto
La pujanza oriental fue tan fuerte en la época antigua que llegó a descabalgar a los propios egipcios del dominio sobre su reino. Las crónicas egipcias hablaron siempre con desprecio de una dinastía “extranjera” que invadió el país y se hizo con sus riendas. Origen incierto. Les llamaban los hicsos y sus reyes formaron la XV dinastía. En los primeros tiempos de la egiptología, se creyó que eran una migración de pueblos hurritas (norte de Mesopotamia) e indoarios que habían descendido por todo Oriente. Sin embargo, investigaciones más recientes han llevado a darles más bien un origen semita: parece muy probable que viniesen de Canaán y desde allí controlasen el Bajo Egipto, el más cercano a la desembocadura del Nilo. Curiosamente, se ha identificado a un faraón de dos dinastías más atrás llamado Jendyer, cuyo nombre parece tener origen semita. Los persas también dominaron Egipto durante dos épocas distintas (dinastías XXVII y XXXI), tiempo en el que contribuyeron a un nuevo enigma. Según el relato del historiador griego Herodoto, el rey Cambises II envió un gran ejército de 50.000 hombres a someter el oasis de Siwa, en el que se encontraba un importante lugar sagrado: el oráculo de Amón. Al ejército se lo tragó la arena y ha sido buscado en multitud de ocasiones, entre otros, por el conde Almasy ( El paciente inglés, A. Minghella, 1996).
El ascenso de Grecia y Roma puso fin a la era de los grandes reinos orientales, aunque habría uno que desangraría a los romanos en difíciles guerras: los partos, de ascendencia escita, pueblo de jinetes que había ido apareciendo de forma intermitente en diversos momentos de la Historia de la región. Hacia el siglo II a.C., tras hacerse con el control de la mayor parte de Irán y de Babilonia, se lanzaron sobre Mesopotamia y acabaron por chocar con las zonas controladas por Roma. El enfrentamiento duró décadas y los partos infligieron a los romanos una de sus más sonadas derrotas, la de la batalla de Carras, en la que murieron 20.000 legionarios y otros 10.000 fueron apresados. Nunca llegaron a ser plenamente derrotados por los romanos, y su final se debió más bien al ascenso de la dinastía persa de los sasánidas. Un equipo de arqueólogos ha descubierto un conjunto de construcciones fortificadas de los hicsos en el Sinaí egipcio.