La caballería visigoda
Tras varias generaciones capturando armamento romano o teniendo acceso, como federados, a las fábricas de armas romanas, los visigodos debían de estar muy bien equipados en comparación con otros pueblos bárbaros. Aunque en origen, como los otros germanos, la mayoría luchaba a pie, en la época de la invasión de Hispania muchos guerreros habían adquirido caballos, lo que les permitía luchar tanto a pie como montados, siendo sus tácticas de caballería más flexibles que las de los ostrogodos, que sin embargo disponían siempre de mayor porcentaje de jinetes. De los alanos obtuvie- ron el empleo de los estribos, y de los romanos la protección de la caballería acorazada o muy pesada, similar a la de los clibanarii, a su vez heredada de los sasánidas. Había dos tipos de caballería: la ligera, equipada con jabalina, lanza, spatha, sax o scramasax y un arco; y la pesada, que utilizaba casi el mismo equipamiento que el usado durante el período romano, al estilo de los catafractos, y tenía como principal arma el kon
tos, una lanza de gran longitud. Ambas usaban arneses y loriga de malla de hierro.
EL VALOR SIMBÓLICO. La importancia de la caballería visigoda fue decisiva en algunas de las grandes batallas contra las legiones romanas, como la de Adrianópolis, en la que, junto a la de los ostrogodos, aplastó a la caballería y las legiones romanas flanqueándolas con facilidad. Siguiendo los modelos romanos, la caballería podía ser usada para dispersar al enemigo o para flanquearlo, pudiendo adoptar tanto tácticas de hostigamiento o carga contra un enemigo debilitado como de defensa, en cuyo caso, si el jinete se encontraba en apuros, prefería desmontar y formar con el resto de la infantería un muro de escudos. La caballería fue siempre minoritaria por el alto coste de adquisición y mantenimiento de los animales, y por tanto siempre se relacionó con la nobleza, adquiriendo un altísimo valor simbólico dado que a los nobles que servían a caballo el rey los premiaba con tierras, aunque no en propiedad.