Indios contra indios
Antes de la llegada del hombre blanco al Oeste, la situación distaba mucho de ser pacífica. La mayor parte de las tribus eran fundamentalmente guerreras y tenían un largo historial de enfrentamientos. Los jinetes comanches, por ejemplo, bajaron de norte a sur en busca de caballos, cruzaron el río Arkansas y desplazaron violentamente a los distintos grupos de apaches (los lipan fueron empujados hacia el Río Grande, los jicarilla a las montañas del norte de Nuevo México y los mescaleros a Coahuila, en México). En el norte, los fieros pies negros contaban enemigos por decenas: crow, cheyenes, sioux, nez percé, flathead y, muy en especial, la alianza entre los cree y los assiniboine. El ejército estadounidense –igual que, en su momento, el mexicano– supo explotar esas viejas rivalidades. En la Gran Guerra Sioux de 1876, los crow y los shoshones combatieron junto a los soldados contra sus eternos enemigos, los sioux y los cheyenes, a los que les enfrentaban viejas disputas territoriales.
RIVALIDAD ANCESTRAL. Los pawnee fueron famosos como scouts –guías y rastreadores– y, entre 1864 y 1877, estuvieron enrolados como tales en el Ejército americano, donde persiguieron sin descanso a cheyenes, sioux y arapaho. El general Crook se hizo famoso en las guerras apaches por el reclutamiento de indios. Acuñó la frase “un apache para capturar a otro apache” y sostenía que, cuanto más salvajes, mejor. Fiel a este principio, formó varias compañías de nativos que resultaron muy efectivas combatiendo a los suyos.