La ruta de los mormones
Otra de las famosas rutas de pioneros es la creada por los mormones, un camino de 2.000 kilómetros cuyo recorrido coincide, en el tramo que va de Council Bluffs (Iowa) a Fort Bridger (Wyoming), con el de las rutas de California y Oregón.
En 1846, dos años después del asesinato de Joseph Smith –fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días–, los mormones fueron expulsados de la ciudad de Nauvoo, en Illinois, donde tenían su cuartel general, por conflictos con las iglesias cristianas de la localidad. Brigham Young, sucesor de Smith, inició entonces una peregrinación hacia el Oeste seguido por sus fieles, en busca de un lugar deshabitado en el que poder establecerse para practicar su religión sin interferencias de otras confesiones. Después de un penoso recorrido durante el durísimo invierno de 1846-47, los mormones llegaron al Valle del Lago Salado, en el actual Estado de Utah, y fundaron Salt Lake City. A lo largo de los siguientes veinte años, 70.000 fieles repitieron ese trayecto para unirse a su comunidad religiosa.
Con el objetivo de facilitar el viaje a los mormones más pobres y favorecer la inmigración, Young ideó un sistema mucho más barato que el tradicional de las carretas arrastradas por caballos o bueyes: carros tirados a mano. A pesar del enorme esfuerzo de este sistema de transporte, entre 1856 y 1860, 3.000 mormones de origen europeo –sobre todo de Gales, Escocia y Escandinavia– hicieron así el camino desde Iowa o Nebraska a Utah, organizados en diez compañías.