Cinco dólares que hoy se multiplican por 25.000
La moneda de cinco dólares con la que juega el protagonista de esta historia existió realmente y, aunque tuvo una escasa vida de curso legal, el paso del tiempo se ha encargado de devolverle protagonismo. En 2006, un coleccionista estadounidense adquiría una en subasta por un precio muchísimo mayor que el marcado en su faz: 125.000 dólares es lo que pagó el interesado, es decir, 25.000 veces su valor original. El precio estaba justificado por la rareza de la moneda: se acuñaron menos de 9.000 piezas originales de 5 dólares y otras tantas de 10 dólares.
Hasta entonces las transacciones se realizaban en Oregón mayoritariamente mediante trueques, para los que se utilizaron productos habituales en la región como el salmón y, por supuesto, la piel de los castores. Pero el aumento de las relaciones comerciales hizo que también se utilizasen otras materias traídas de más lejos y, por ello, más exóticas. Así, se intercambiaban especias de México e incluso azúcar del Perú. No por casualidad la autoridad provisional de Oregón (que hasta 1846 estuvo en disputa entre Gran Bretaña y Estados Unidos) decidió emitir la moneda en 1849, ya que la fiebre del oro californiana provocó que unos dos millones de dólares en el precioso metal llegasen a Oregón, pero las discusiones en torno a la pureza de éste y la picaresca al mezclarlo con otras aleaciones eran fuente de acaloradas polémicas sobre su valor. No obstante, el gobernador enviado desde Washington D.C. cercenó con rapidez esta autonomía
monetaria del Estado.