UN PASEO POR LA MEMORIA
La base aérea japonesa de Chiran (Minamikyushu, Kagoshima) sirvió de punto de partida para cientos de misiones kamikazes lanzadas en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, estas instalaciones militares acogen el Museo Chiran de la Paz de los Pilotos Kamikaze. Fundado en 1975, se convirtió en un importante centro de conmemoración de la vida de los pilotos y de documentación de sus historias, con objetos donados por sus familiares o por los propios supervivientes.
Se conservan algunos de los espacios tal cual estaban en los años cuarenta ( 3, barracón para dormir), y en el recorrido se incluye la exhibición de varios aviones, entre ellos un Nakajima Ki-43 Hayabusa ( 2), un Kawasaki Ki61 Hien, un Nakajima Ki-84 Hayate y un Mitsubishi Zero recuperado del fondo del mar en 1980. Además se exponen las cartas, los haikus, los ensayos, los testamentos y otros documentos que pertenecieron a los pilotos suicidas ( 4).
En muchos de los haikus que escribieron los pilotos kamikazes, el Emperador es mencionado en la primera línea. De acuerdo a quienes vivieron durante el período temprano de Showa (19261945), la presencia del emperador Hirohito era como la de un Dios, y defienden que fue una figura más religiosa que política.
Destaca la colección de fotografías ( 1) de 1.036 pilotos, colocadas en el orden en el que murieron.